Etiqueta: Milicia de Santa María

  • La juventud junto al Papa #JMJKrakow2016

    La juventud junto al Papa #JMJKrakow2016

    Aún con algo de cansancio acumulado del campamento, porque apenas tuvimos cinco días de descanso en nuestros hogares, llegaba la JMJ. Con mucha incertidumbre, y he de confesar, algo de miedo por pasar tantos días lejos del hogar familiar preparaba yo mi mochila el día de antes. Aunque todas esas emociones las dejé atrás en cuanto me reencontré con rostros conocidos que me llenaba de alegría volver a ver.

    Llegar hasta Cracovia no fue tarea fácil: nos llevó seis días de viaje en autobús. Partimos desde Madrid y ese mismo día por la tarde ya estábamos en Barcelona. En la Ciudad Condal fue nuestro primer encuentro con el resto de jóvenes de la Diócesis de Getafe con los que compartimos ruta y diversos momentos a lo largo de estos quince días. Tuvimos una misa en la Basílica de la Sagrada Familia y allí fue cuando realmente nos dimos cuenta de que éramos simplemente un grupo más; un autobús más (el bus 6, de entre 11 autocares), seiscientos jóvenes de Getafe a los que nos unimos en peregrinación. Dormimos en la capital catalana y a la mañana siguiente tuvimos un rato muy animado antes de coger los autobuses camino hacia la siguiente cuidad: Turín.

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    Aunque cueste creerlo las horas en el autobús se pasaban volando. Pese a que cada jornada realizábamos fácilmente unas ocho horas de viaje, siempre había algo que hacer: desde actividades de primera necesidad (como ratos para dormir) hasta partidas de cartas, campeonatos de piedra papel y tijera, partidas de bingo, entrevistas a diversas personas del autobús o incluso batir el record de milicia del aplauso más largo.

    Esa noche llegamos a Turín pero lo mejor llegaría a la mañana siguiente. Tuvimos un día completo para disfrutar de la ciudad italiana, jornada que comenzaba siguiendo las huellas de Don Bosco realizando el camino que él hacía desde su casa hasta el colegio llegando hasta un santuario dedicado a él donde tuvimos la eucaristía de ese día. Por la tarde visitamos el centro de Turín. Todos los jóvenes de la Diócesis terminamos el día con una hora Santa en la Basílica de María Auxiliadora, la cual ha acompañado a Don Bosco en tantos momentos.

    Poco a poco íbamos acercándonos a nuestro destino final que era llegar a Polonia y la ciudad que nos recibió al día siguiente fue Múnich. Al llegar a la ciudad alemana nos acogieron con los brazos abiertos. Allí repusimos fuerzas durante la noche y pensando en el día siguiente en el cual íbamos a pisar ya suelo polaco.

    A lo largo del viaje fuimos contagiando nuestra alegría a los demás con nuestras canciones. Ese es el testimonio que un cristiano tiene que dar y es vivir su fe con alegría y con ganas de contagiarlo a los demás.

    Llegamos a Wyry una pequeña localidad al sur de Polonia donde también nos acogieron con mucha amabilidad e incluso vino a visitarnos la alcaldesa de la ciudad para dirigirnos unas palabras. Los días se iban sucediendo a una velocidad de vértigo y casi sin darnos cuenta estábamos ya en la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España, y no podía haber mejor manera de celebrar una fecha tan especial que reuniendo a todos los españoles ante el santuario de la virgen de Czestochowa teniendo una misa y un festival con todos ellos.

    Ya ese día por la noche llegamos (por fin) a Bochnia que es una pequeña localidad a las afueras de Cracovia y la que fue nuestra casa durante los días de la JMJ. Allí en Bochnia tuvimos una jornada tranquila para descansar de todos los días de viaje que comenzó con una eucaristía con los jóvenes de la diócesis de Jaén. Después tuvimos un rato de bincas, en el que tratas de mantener una conversación profunda con alguno de tus compañeros y el cuál recuerdo con mucho cariño. También en la ciudad visitamos sus minas de sal y tuvimos un partido de fútbol con unos polacos que conocimos esa misma mañana. Ese día terminó con un festival en la plaza de la ciudad en el cual tuvimos desde música y baile hasta testimonios que nos hicieron reflexionar.

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    Antes de que comenzaran los días fuertes de la JMJ visitamos Wadowice que es el pueblo natal de San Juan Pablo II. Ese mismo día tuvimos uno de los momentos más duros para muchos de nosotros ya que visitamos el campo de concentración de Auschwitz. Se respiraba una atmósfera de silencio y de respeto total a los millones de personas que allí perdieron su vida.

    El Papa ya había aterrizado en Polonia. Llegaba la primera celebración de esta JMJ que era la ceremonia de bienvenida a la cual acudimos con mucha alegría de encontrarnos con los millones de peregrinos que habían venido desde todo el mundo para encontrarse con Cristo. Fue un momento muy alegre que todos recordamos con mucho cariño.

    Los días de la JMJ se iban sucediendo. Recuerdo con especial cariño una asamblea que tuvimos los “medias” con el grupo universitario Juan Pablo II (que también peregrinaba con nosotros) en la que aparte de escuchar diversos testimonios y de poner cosas en común entre todos. Durante esta asamblea vivimos un momento de especial generosidad en el cual un hombre salió de su tienda y nos ofreció botellas de agua, zumos y algo para picar.

    Nos encontrábamos ya en el día más importante de la JMJ que era la Vigilia y la noche en el campo de la misericordia (el lugar donde se celebró la Vigilia). También tuvimos otro momento de generosidad por parte del pueblo polaco porque una familia nos dejó comer en el jardín privado de su casa además de ofrecernos su baño por si lo queríamos usar.

    Llegó la noche de la Vigilia que fue uno de los momentos más bonitos e intensos de la JMJ. Solo el hecho de ver a tantísima gente cada uno con su vela encendida me cautivó y me llenó de emoción. Fueron largos ratos en silencio en los que el Señor nos habló a todos y cada uno de los que estábamos allí.

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    En esos ratos a solas con el Santísimo yo le daba vueltas a una idea que había surgido en una conversación al llegar al lugar en el que íbamos a dormir; llegando al campo de la misericordia nos dijeron que no podíamos estar en el lugar en el que teníamos que dormir, así que tuvimos que irnos bastante más lejos a otro sitio desde el cual no veíamos prácticamente nada pero la persona con la que iba hablando me dijo: “imagínate que ahora un cristiano se convierte gracias a estar en el sitio que íbamos a estar nosotros sólo por estar más cerca del Papa, si estamos aquí es porque el Señor quiere que estemos aquí”.

    A la mañana siguiente después de la misa salimos muy rápido de aquel lugar para coger cuanto antes el autobús y no pillar atasco. Entre nosotros había un ambiente de nostalgia y tristeza por tener que dejar el campo que había sido nuestra casa durante una noche pero muchas ganas de volver al hogar y transmitir esa alegría y el buen ambiente que habíamos vivido esas jornadas.

    Otro aspecto a destacar fue la dedicación tan generosa que nos mostraron los voluntarios polacos. Una vez que dejamos Bochnia, nuestro pueblo de residencia, para comenzar la vuelta a Madrid, a las voluntarias les sobraron 15 minutos para ir a sus casas e imprimir una foto para cada uno de los miembros de nuestro autobús en la que aparecíamos todos nosotros junto a ellas y firmas manuscritas de las jóvenes. En definitiva, un recital de actos de misericordia de todos los presentes, que supieron vivir lo que había transmitido el Papa.

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    Esa noche dormiríamos en Praga pero por el camino repasábamos en la tertulia de aquel día lo más importante para cada uno de nosotros. Hubo una idea que se repitió en numerosas ocasiones y era que no estábamos solos, porque a veces parece que somos los únicos cristianos en nuestros ambientes; el en cole o en el barrio, pero después de ver aquellas dos millones de personas allí reunidas todos nos llenamos de fuerzas renovadas.

    El viaje de vuelta continuaba aunque ya uno no tenía en mente llegar a Cracovia como a la ida sino llegar a su hogar. Pasamos por Alemania, Suiza… y fue al llegar a Francia cuando nos separamos del resto de jóvenes de la diócesis de Getafe que nos habían acompañado todo este viaje y de los cuales nos habíamos encariñado. Allí la Milicia tomamos un camino diferente para pasar un último día de reflexión y de dejar todas la experiencias vividas a los pies de nuestra Madre la Virgen de Lourdes. El día que pasamos allí fue increíble. Dedicamos una hora y media de nuestra mañana a poner todo lo que había sido la peregrinación en manos de Dios y pedirle gracia para entender el mensaje que había querido transmitirnos a cada uno de nosotros.

    Y con esto llegamos ya al final de nuestra travesía. A unas horas en autobús de comenzar la etapa más importante, la de continuar nuestra vida cotidiana viviendo todo lo que habíamos aprendido y a lo que nos había enviado el papa: a ser testigos y evangelizadores de la misericordia de Dios.

    Quiero agradecer a todas las personas que han hecho posible este viaje, desde la diócesis de Getafe por dejarnos acompañarlos y tener paciencia con nosotros y nuestras canciones, hasta toda la gente que nos iba acogiendo con los brazos abiertos.

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                               “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia”

                                                                                                                  Juan Luis Vela y Alberto de la Peña

                                                                                                                   Militantes de Santa María. Madrid

     

     

     

     

     

     

     

  • Campamento de la paz.

    Campamento Santa María, Campamento de paz y unidad

    Campamento de paz. Tras unos 10 meses de ajetreo y no parar durante el curso el campamento ha sido para mí una estación donde repostar energías y ánimos de nuevo.

    Digo “de nuevo” porque este ha sido mi 4º campamento y también el primero de Jefe de Escuadra: un “Don y Tarea”. Don porque me ha servido como impulso para darme a los demás y aprender, y tarea porque he tenido que aprender a educar y ahora puedo asegurar que educar no es fácil.

    Este campamento ha sido asimismo un impulso fuerte en mi confianza en Dios, recuerdo que estando en situaciones difíciles la única alternativa que se me ocurría era rezar y encomendárselo al Señor. Lo más impresionante de todo era que Él lo acababa solucionando, a veces con la ayuda de pobres instrumentos humanos.

    También fue una ayuda el momento en el que subieron nuestros nombres a la virgencita de Gredos, ese gesto y la renovación del compromiso de militante allí delante de la Virgen fue toda una señal de que, ocurra lo que ocurra, Ella estará cuidándome durante todo el año.

    La etapa de Gredos fue todo un reto, personalmente es la etapa que más me gusta, pero físicamente (y eso también va unido) es la más dura para mí. Gredos es una etapa dura por los ascensos y el cansancio, pero es una etapa muy bonita por la belleza de las montañas y la superación que tenemos que llevar a cabo cada uno.

    También ha sido un campamento de unidad. Es increíble la capacidad del campamento de, con gente de todos los puntos de España (e incluso Francia y Perú) de Extremadura, de Tenerife, de Boadilla (Madrid) y Murcia, hacer familia y llegar a conocerse desde cero. Poco a poco conociéndonos y aceptando los defectos y virtudes de cada uno, se forja una amistad que dura en el tiempo como ninguna otra, y el campamento es el lugar austero pero ideal donde se hacen esos amigos de verdad.

    Campamento junto a María, junto a Jesús. Y es verdad, el campamento enseña a rezar y a tratar personalmente a Jesús, enseña a hacer balance de cada día y a autoeducarse poco a poco para crecer como persona bajo el amparo de la Madre, la Virgen. En este aspecto es en Gredos donde se aprende el “defecto dominante” y cómo mejorarlo. Allí, bajo el cielo estrellado, se descubre el sentido de aquella frase “Se puede ser ateo mirando hacia el suelo, pero no concibo que se puedan alzar los ojos al cielo y afirmar que no existe Dios”. Es la Virgen la que descubres que te hace regalos como una Madre cada día, y te cuida a cada momento.

    Campamento de la paz
    Campamento de unidad
    Junto a María, junto a Jesús

    (Samuel G., Getafe, 17 años)

  • Preparando Jornadas de Semana Santa 2014.

    Jornadas Semana Santa 2014

    ¡Cada vez más cerca! Comenzada la Cuaresma, y con los ojos puestos en la Semana más Santa del año, los militantes nos ponemos en camino. Ya hemos comenzado a preparar las Jornadas de Semana Santa.

    En el apartado de próximas actividades, puedes encontrar + info.

    ¡Nos vemos pronto!

  • Murcia, the city: Regalos.

    Así quiero titular este artículo, regalos. Regalos del Señor. Porque estos días en Murcia no han sido menos. Me ahorraré presentar el proyecto The City, que ya ha sido presentado en otros artículos anteriores. Sólo diré que tras la expedición zamorana, tocaba Murcia. En esta provincia el Hogar se inauguró hará un año y poco, pero presencia de la Cruzada hay desde septiembre (con Pedro), y en enero (Jaime).

    Como los murcianos somos conscientes de que nuestra provincia poco se conoce, sólo su acento y mal hablado español, el sol, la falta de agua y la playa; quisimos mostrar la cara amable de nuestra Región.

    El viernes día 31, aprovechando que los madrileños no tenían clase, llegaron al Hogar a las nueve de la noche. Aunque pillaron a algunos militantes en cocina, con las manos en la masa (nunca mejor dicho), pudimos cenar en una media hora después. La recepción  fue sencilla y no muy larga, de hecho, ocupo el tiempo necesario mientras se acababan las tareas culinarias. La primera cena fue una maravilla, muchas risas y anécdotas, sobre todo murcianas, donde con garbo e ironía, recordábamos historietas del acento, etc. Después de la cena, vimos dos vídeos, uno nos lo puso un militante murciano, estudiante de filosofía, mofándose del arte contemporáneo, y un segundo sobre un vídeo- presentación de la primera vez que llegamos al Hogar. Después hicimos el balance en la pequeña capilla del hogar, con unos breves puntos de oración, y nos fuimos a dormir, que al día siguiente íbamos a necesitar energía.

    El sábado día 1, fuimos a Misa de Santa María en las Carmelitas, que tanto nos quieren y tanto les queremos, que están cerca del Hogar. Mencionar el detalle que tuvieron nuestras monjitas, y es que nos regalaron dos roscones de reyes, que aprovechamos muy bien para el desayuno. Durante el desayuno llegó un militante más de Madrid, y con muchas risas y mordiscos muy ricos, se nos hizo la hora de ir a Cartagena.

    IMG_0167Y fue en la ciudad que da nombre a nuestra Diócesis donde me atrevería a decir que mejor estuvimos, por lo menos, donde más “alucinamos”. Tuvimos el honor y la suerte de poder entrar al patrullero de altura Infanta Cristina, donde nos recibió el Segundo de a bordo, y el Comandante primero, y de una manera muy cercana y amigable, nos enseñaron el “barquito”, nos contaron anécdotas de éste, y nos mostraron hasta los mínimos detalles. Además al final, nos despidieron de una manera muy afectuosa, recordándonos que el patrullero, era en gran parte nuestro, y que su trabajo no era más que un servicio a nosotros mismos, lo que nos dejó admirados y muy agradecidos.

    Después del apretón del manos, entramos en el Arsenal, donde vimos submarinos, y estuvimos divagando sobre todo lo relacionado con ellos, con ocurrencias muy graciosas, haciendo preguntas a un comandante militar que iba con nosotros sobre los submarinos: ¿no se puede girar el submarino cuando está en el fondo? ¿Cómo respiran los de dentro? ¿Cómo se vive de manera tan agobiada?, y muchos más cómos y cómos…

    Justo después nos dirigimos al Monte de las Cenizas, donde antes de empezar a subir, comimos, y con muchas ganas comenzamos la “marchita” (porque no fue más de media hora)… pero lo alucinante no era la montaña en sí, que en Milicia vemos muchas, sino lo que arriba nos esperaba: una antigua batería militar, con dos cañones como de diez metros, de 1920 más o menos, capaces de lanzar misiles a 35km… (inutilizados, claro). Pero no sólo los vimos por fuera, sino que gracias al espíritu intrépido y aventurero de nuestro guía Fernando M., nos metimos por dentro de los cañones, en dos grupos, uno para cada cañón, por toda la estructura giratoria, el almacén de los misiles, los motores, etc., etc.

    Tras pringarnos con la grasa del interior, pero todavía maravillados, rezamos el Rosario, con vistas al mar y a la montaña… porque no lo he dicho, pero teníamos unas vistas privilegiadísimas, donde se unía la montaña y el mar, con una mezcla de la hermosura de ambas, acantilados preciosos… y justo para cantar la Salve, la Virgen nos regaló una preciosa puesta de Sol.

    Ya de vuelta, todo siguió un ambiente muy distendido, duchándonos a toda prisa, con la presión de que detrás de ti iban otros siete;  y, después de la cena, comenzaron a sonar las guitarras, y canciones, donde abundaron acordes, pero también risas…

    Destacar el balance de esa noche, en la Virgen de la Fuensanta, ermita de la Patrona murciana, en la montaña, en un precioso mirador con vistas a la ciudad iluminada… Sólo Dios sabe las gracias que se derramarían en esa noche, en los corazones de cada uno de nosotros. Después, en el hogar, nos acostamos rápidamente, para recuperar fuerzas, y meditar el bello día que dejábamos atrás.

    IMG_0366El domingo, tras la oración y el desayuno, fuimos a Misa, unos a los Padres Franciscanos, otros las dominicas, porque debido a unas calles cortadas, no todos pudieron llegar a la hora. Después dimos una pequeña vuelta por Murcia, vacilando de ciudad, enseñando pequeños detalles, símbolos del orgullo murciano, como el árbol centenario, la Iglesia de Santo Domingo, el Teatro Romera, y nuestra catedral, mezcla de muchos estilos artísticos, donde impacta especialmente nuestra fachada barroquísima y otros detalles artísticos; además de las muchas anécdotas, historias y leyendas que rodean la catedral.

    Tras este paseo, ya en el Hogar, comimos ensalada murciana, salmorejo y una empanada, destacando el postre, paparajotes, típicos murcianos, donde de nuevo imperaba un ambiente cómodo y amigable. Aprovechando la sobremesa, tuvimos la reunión final, donde surgieron grandes sentimientos, y se hacían palpables las bendiciones que Dios derramaba en sus hijos. Tras esto tuvimos la despedida, y cada militante, por cortesía de uno de los padres de un militante, con huerta, se llevó una bolsa de naranjas y limones, colocándose una pequeña parte de Murcia.

    Como podéis ver, lectores, fue un fin de semana inolvidable, donde, al estilo Milicia, hubo grandes momentos, y también pequeños detalles, que con disimulo y sutileza llenaban el corazón. Por todo esto damos juntos gracias a la Madre de Dios y Madre nuestra, que nos reúne, y sustenta su Milicia.

    Los asistentes fueron, por la sección de “los madriles”: Javier L. y Javier S. (cruzados), Javier C., Berni, Samuel e Ignacio O. Por la parte murciana: Pedro C. y Jaime M. (cruzados), Fernando M., Adrián A., Octavio y su padre Ramón (que nos ayudó en la logística), Álex, Sergio M. (pudo acompañarnos el domingo) y servidor que os escribe, Isaac M.

    (Isaac M. L., 18. Estudiante de filosofía en la Universidad de Murcia)

  • Amar no se improvisa (Guadalupe) [Aravallevisión 2013]

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    ¿Lo has visto ya?

    Una de las joyas del concurso más famoso del verano: Aravallevisión.

    Jóvenes creciendo en creatividad, desarrollando sus capacidades artísticas.

    Jóvenes que desean aprender a amar, con el Corazón del Amor.

    Aquí lo tienes:

  • Encuentro de oración para los más jóvenes.

    El curso comienza, ¡con novedades!

    Los jóvenes que empiezan 1º, 2º o 3º de ESO tendrán un Encuentro de Oración para iniciar su nueva andadura en la Milicia de Santa María.

    Las fechas serán del 6 al 8 de septiembre, y el lugar en Dueñas, Palencia.

    El resto de la información se puede encontrar en el siguiente pdf.

    Encuentro oración MSM

  • Es imposible ser feliz sin el Dios de lo imposible.

    «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el que va a nacer será santo, y se llamará Hijo de Dios. También Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios.» (Lc 1, 35-37) 

    La vida está llena de sorpresas. Cuando te levantas, nunca sabes qué es lo que va a pasar. La rutina diaria está siempre marcada por pequeños imprevistos. Bueno, pequeños… o grandes. Puedes aprobar con nota ese examen que tan mal te había salido, o puedes romperte un brazo. Puedes quedar con un amigo y que le surja un imprevisto, o ir andando por la calle y cruzarte con esa personas especial. Puedes tener que despedirte de alguien a quien quieres, quizás para siempre… O puedes conocer a un gran Amigo.

    A Dios le gustan las sorpresas. Mira a María. Allí estaba Ella, con sus labores del hogar, en Nazaret, un pueblito perdido en el mundo. De repente, aparece un ángel, Gabriel, y le expone los grandiosos planes de Dios. Desde luego, parecen desproporcionados, pero son los planes de Alguien que sabe lo que María necesita para ser feliz. Y por eso, Ella acepta.

    Qué distinto podría haber sido todo, ¿verdad? Imagínatelo. Nada más llegar el ángel, María podría haberse tapado la cara, asustada ante tanta luz. Podría haber salido corriendo, y no habría descubierto la buena nueva de Dios. Podría haber escuchado a Gabriel, y haber negado una tras otra todas sus afirmaciones,  ya que al fin y al cabo, María es libre para elegir. Resumiendo, María podría haberse dejado llevar por una pequeña y tentadora idea: «esto es imposible».

    top5_distraciones_online_grandeEsto nos puede pasar a nosotros. Vivimos en un mundo en el que tenemos de todo a nuestra disposición. Entretenimiento, diversión, placer… Es muy fácil perderse por el camino, pararse a disfrutar de momento, pensando que la vida son solo dos días que tengo que aprovechar. Puedo conformarme con la idea que tengo de mi felicidad, sin pararme a pensar si es eso lo que quiero en el fondo, lo que de verdad me hace feliz. Dios me ofrece un camino a la libertad, la felicidad y el amor infinito, pero es una travesía que suele presentarse empinada. Teniendo a nuestro alrededor un mundo lleno de distracciones, parece imposible escoger la opción difícil.

    Pero qué le vas a contar a Dios sobre imposibles. Él es el Dios de lo imposible. Lo que para nosotros parece irrealizable, para Él es algo sencillo. Eso es algo que María tiene la posibilidad de comprobar. Tiene ante sí a un ángel que le dice que va a concebir a un niño, el Hijo de Dios, y sin conocer siquiera a varón alguno. Qué locura, ¿no? Es imposible. Pero Dios conoce esa incertidumbre que hay en todos nosotros, esa que también albergaba María en su corazón. Por eso, le pone como ejemplo de su poder a su prima Isabel, que a pesar de ser anciana, acaba de concebir un niño en su vientre. Porque para Dios no hay nada imposible.

    Dios tiene un plan para ti. Un plan único y maravilloso, en el que el destino es una felicidad sin límites. Dudas, ¿verdad? Como todos. Tranquilo, Dios lo sabe. Es posible que presencies algún milagro como el de Isabel que te corroboren los deseos de Dios, pero a Él le gustan más las sutilezas (hay que dejar lo bueno para las ocasiones importantes, ¿verdad?). De hecho, podría llenar el mundo de milagros, pero no lo hace, porque no es necesario. El poder de la amistad es mayor que el de cualquier prodigio.

    el Dios de lo imposibleY es que eso es Dios en el fondo, un Amigo, con mayúsculas. Nos ofrece una amistad que parece imposible, pero solo al principio. ¿Cómo surge una amistad? ¿Por una deducción lógica, por un razonamiento? No. Los amigos se hacen por la compañía que nos aportan, por lo que se comparte. La única forma de descubrir la amistad con Dios es dándole una oportunidad. Tenemos que confiar en Él, dejándole entrar en nuestras vidas. Viendo lo que Él es capaz de aportar a nuestra vida podremos conocer los planes de amor y felicidad que tiene preparados para nosotros. Dios hace lo imposible transformando nuestras vidas.

    Pero recuerda, somos libres, y Dios siempre nos deja elegir. Él llama constantemente a nuestra puerta, pero solo le conoceremos cuando le abramos nuestro corazón. Nosotros tomamos la última decisión.

    ¿La clave?

    Darnos cuenta de que es imposible ser feliz sin el Dios de lo imposible.

    (G., 19 años. Burgos)