Un «hágase» del Padre hizo la creación del mundo. El «hágase» de María nos trajo la Encarnación del Hijo de Dios. Este «hágase» de la Virgen fue una nota sostenida, constante, siempre colgada de su saber estar. Un «hágase» delicioso unas veces, terrible otras. Pero siempre apoyado en aquel firme «estar» con que la vemos junto a la Cruz: «Estaba en pie junto a la Cruz de Jesús, su madre«.
(Abelardo de Armas)