Os escribo con la intención de contaros la experiencia en Navarra del día de la Inmaculada. Como bien sabéis, el pasado día 7 de diciembre se celebró la Gran Vigilia de la Inmaculada, y como no vamos a ser menos, en Navarra también se desarrolló. Fue en concreto en la parroquia de San Miguel a las 22:00 horas, la cual se sitúa en el centro de Pamplona, con el lema “con María, firmes en la fe”. Esta vigilia siempre cuenta con la participación de un gran número de personas, que acuden devotamente a la parroquia, incluyéndonos a los militantes. Aún a pesar de que para los asistentes supone un gran acto, en cierto modo lo puede «suponer» aún más para nosotros por el simple hecho de ser Militantes de Santa María, de participar íntegramente en una de las grandes celebraciones dedicada a la Virgen.
Esta vigilia se dividió en dos partes bien diferenciables: el rezo del rosario y posteriormente la celebración de la Eucaristía, que siempre cuenta con un elevado número de con celebrantes. El rezo del rosario está dirigido por un responsable y cada uno de los misterios son comentados por distintas personas que van desde estudiantes, parejas, consagrados, etc. Tras el rezo del rosario y antes de proceder a la celebración de la eucaristía, se realiza la intervención de un laico con su testimonio. Este año tuvimos el honor de escuchar las palabras de boca de Alberto, el cual nos deleito con un magnífico testimonio que es mejor que escuchéis de su propia boca.
Tras escuchar a Alberto, llegó el momento de celebrar la Eucaristía, momento central de la Vigilia. En este caso, Emilio B. y Carlos G., un humilde servidor, tuvimos el maravilloso honor de ayudar en una celebración de esta índole siendo algo que nos hizo participar más activamente, por si no fuera poco, en la Vigilia. A la hora de finalizar la celebración se cantó, como no podía ser, el Salve Regina en honor a nuestra querida Madre.
Una vez finalizada oficialmente la Vigilia, hubo un piscolabis en uno de los locales anexos a la parroquia, en el que se podía disfrutar de una amigable charla con algunos de los asistentes a la Vigilia a la vez que uno se daba un tentempié de medianoche.
Personalmente, esta vigilia supuso para mí un volver a acercarme a la Virgen ya que espiritualmente se había secado el caudal que antes fluía, con alguna que otra sequía pero que fluía. Por cierto, que no se me olvide deciros que a lo largo de toda la Vigilia hubo confesores a disposición de aquel que quisiese recibir el sacramento de la confesión. Esta fue una de las razones por las que mi manantial volvió a fluir. Hecho que espero que hubiese sucedido si a alguno de vosotros os pasaba lo mismo que a un servidor, ya que teniendo la oportunidad que se nos ofreció, era casi como otro pecado desaprovecharla.
En todo caso, y por ir terminando para no ser un poco plasta, esta vigilia supone uno de los momentos en los que todos los militantes de Navarra no reunimos, ya que no son muchas las ocasiones dadas en las que nos vemos las caras los unos a los otros debido a que no todos vivimos en Pamplona.
Un recuerdo muy grande a todos en el Corazón Inmaculado de María y hasta pronto.
Carlos G. (Navarra)