¡Va por Ti, Madre!
El fin de semana del 18 y 19 de junio, varios militantes y cruzados de Burgos y Pamplona, lo pasamos haciendo una dura marcha. Pero no vayamos tan rápido… Vamos paso a paso. Como introducción podemos decir que fue una intensa preparación para Campamento.
El sábado 18, comenzamos con la Misa de Santa María , y después salimos de viaje hacia Navarra. Después de encontrarnos con los hermanos navarros, comimos en el monasterio de Santa María de Zamarce, qeu se encuentra a los pies de San Miguel de Aralar. Antes de comenzar la marcha, tuvimos una asamblea inicial que nos ayudó a entender a qué veníamos. A la pregunta «¿en qué nos puede preparar esta acampada para Campamento?», llegamos a la conclusión de que podíamos prepararnos de tres formas: física, psicológica y espiritualmente. Todo lo que nos sucediera en este día, lo podríamos vivir desde estos tres niveles.
Parecen las tres cosas que se dicen en todas las asambleas. Y es lo que yo creía…, pero me di cuenta de que todo lo que se dijo en la asamblea inicial, se fue llevando a la vida ese fin de semana, en muchos detalles: ser el primer en sacar el agua en los descansos y compartirla sabiendo que nos iba a faltar agua después al no haber fuentes, no quejarse en los momentos más duros…
Después de la empinada subida (1000m de desnivel), llegamos a la ermita de San Donato, y allí nos encontramos con José Mari Echeverri, que había llegado antes que nosotros, habiendo salido más tarde. Flipamos al verlo…
Allí, en la preciosa ermita, tuvimos nuestro asentamiento al final del sábado, cena, y examen del día ante el Señor, con la ayuda de las ideas que dio un militante. Luego…, llegó el merecido descanso, que no duró mucho, porque unos 20 individuos subieron a las 6 de la mañana a la ermita con el fin de ver el amanecer (y despertar a los militantes que allí se encontraban). Pero esto no acabó ahí. A lo largo de la mañana, fue llegando gente, gente, y más gente… Vamos, que parecía un mercado aquello.
Tras la Misa en la ermita, la oración y el desayuno, nos pusimos en camino de vuelta, hasta llegar otra vez a Santa María de Zamarce, donde tuvimos la última asamblea, en la que observé que las conclusiones que sacamos, coincidían con las expectativas del primer día.
Esta acampada fue especial, no por lo que hicimos, que estuvo bien, sino por el estilo con el que lo vivimos. En esto nos ayudó mucho la Virgen. Madre, va por Ti, todo es tuyo.
Ismael R. (3º ESO, Burgos)