Categoría: Testimonio

  • El ladrón del Cielo

    El ladrón del Cielo

    Durante la Semana Santa, hemos vivido un tiempo muy intenso y el más importante del año en que celebramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

    Sin embargo, me gustaría recalcar una figura de la Pasión que no es muy popular y en que no muchos se fijan: San Dimas. También conocido como el buen ladrón, es un personaje misterioso del que solo se sabe que fue crucificado al lado de Cristo y que, arrepentido, reconoció a Jesús como Dios pidiéndole que se acordara de él cuando estuviera en el paraíso.

    Hasta su nombre, Dimas, es una duda, ya que se le llama así por la tradición, pero no se sabe a ciencia cierta. A pesar de esto, está reconocido como santo por la Iglesia, siendo el único canonizado por Jesucristo mismo. ¡En aquella cruz!

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    Y no es poco merecido, ¿qué mejor santo puede haber que el que se arrepiente, reconoce su miseria, la acepta y se deja acoger por la misericordia de Dios? Además, por si fuera poco, no tiene una vida por detrás que corrobore grandes obras o que fuera seguidor de Jesús, de hecho, es posible que hubiera oído hablar de él, pero nada más. Y si estaba ahí crucificado es porque cometió algún delito grave como asesinato, robo o rebelión. Podemos decir, en nuestro lenguaje, que posiblemente era un terrorista.

    Sin embargo, a pesar de no conocer a Cristo solo le bastó mirarlo, contemplar su rostro desfigurado y especialmente dejarse amar por su mirada, esa mirada que transforma corazones y mueve lo más profundo del pecador. En ese instante, él se ve como un miserable que está ahí colgado justamente, pero… ¿qué ha hecho ese hombre para estar ahí? ¿Por qué muere y se deja tratar así siendo inocente? Presa de amor colmado por Jesús, pronuncia las famosas palabras reprochando al mal ladrón y luego dice: «Acuérdate de mí cuando estés en el Paraíso»… O lo que sería en otras palabras: Perdóname y llévame contigo. Yo cuelgo aquí pagando por mis actos, pero tú nada malo has hecho para merecer esto.

    Ante un corazón humillado como el de Dimas, Jesús se conmueve, lo mira con sus ojos llenos de misericordia y le dice: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso». Fin. Santo declarado de inmediato… ¿Increíble no? Solo fue necesario pedir perdón, arrepentido de verdad ante un Jesús fracasado, ultrajado y herido. Fue el consuelo cuando más lo necesitaba, y además: Dimas no hizo nada grande en su vida, es más, vivió como un pecador y bastó ir a recostar la cabeza en el pecho lastimado de Cristo crucificado para que este lo canonizase al instante.

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    Es por esto que pienso que es un modelo de santo muy bueno: la clave no es tener una gran vida, evangelizar por todo lo alto, organizar grandes proyectos o incluso rezar todos los días y hacer oración. Todo eso es importantísimo, pero al final lo único que Cristo pide es que te dejes amar por él y que vayas a sus brazos viéndote pecador y necesitado de él y el ejemplo más claro es ni más ni menos que San Dimas.

    San Dimas

    Malhechor crucificado junto con Cristo, que supo «robarle» en el último momento el cielo. Es el único Santo canonizado en vida.

  • ¡QUÉ POQUITA COSA!

    ¡QUÉ POQUITA COSA!

    Cuántas veces me veo sentado en el banco de la iglesia, después de misa o de mi rato de oración, intentando “apretar” y hacer una oración buena, esforzándome por convencerme a mí mismo de que voy a darme entero, esta vez sí, a tope. Esforzándome por darme cuenta realmente que al que tengo delante, o dentro de mí, es al mismo Dios, no sólo es un dios, ¡es Dios! Esforzándome por sentirle realmente, por caer en la cuenta de su presencia viva en mi interior, que nunca estoy solo. Pero nada, la cabeza me hace “¡pop!”, lo único que consigo es que la oración me agote mentalmente y sentirme un cateto cuando la vuelvo a liar después de haberle dicho que soy todo suyo. ¿Os pasa también? Esto puede acabar por llevarte a no disfrutar de la oración, a cansarte y convertir ese rato que debería ser de descanso, en un momento de frustración general. ¡Yo quiero sentir y estar cerca de Él, pero no hay forma! Como me canso mentalmente la cabeza se me va, me pongo a pensar en cuánto me queda para que se me acabe el tiempo de oración que había pensado, en qué podría estar haciendo que me urge mientras pierdo el tiempo aquí…, etc.

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    Esto nos puede llevar a acabar renunciando a la oración y convertirla en otra obligación más en mi lista de “Cosas que debo hacer hoy”, no en un rato entre amigos. Sin embargo, este sentimiento puede ser la clave para darle un backflip a la situación. Jesús dijo a san Luis rey de Francia: ‹‹ ¡Tú querrás orar como un santo, y yo te invito a orar como un pobre!››.

    Es normal que tengamos días de oración sabrosa y dulce, y otros que sean más áridos. No es problema, es oración igualmente, lo importante y que va tallando el corazón es la fidelidad a la oración. Sin embargo, estas dificultades que encontramos nos ayudan a darnos cuenta de nuestra pobreza, de que en realidad por nosotros mismos no podemos siquiera hacer un rato de oración decente; y esta pobreza nuestra nos lleva a la humildad. Y la humildad es el punto flaco de Dios. La humildad, unida a la esperanza, “obliga” al corazón de Dios, Él encuentra en ese corazón necesitado un lugar donde poder actuar abiertamente. Así que no nos apaguemos porque nuestra oración no nos haga levitar, ofrezcamos con humildad nuestro rato de oración, sabiendo que ni siquiera eso podemos hacerlo solos, sino que es Él quien toma la iniciativa.

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    A mí me ayuda entrar a la oración con el sentimiento en el corazón de: “Señor, vengo este rato a estar contigo porque necesito de ti. Salga como salga la oración, yo vengo a estar contigo porque quiero serte fiel”. Luego leo un texto o medito el evangelio, y dedico a la oración el tiempo que haya hablado con mi guía espiritual. Y si salgo de la iglesia igual que he entrado, entonces es que debe ser así. Ofrezco al Señor todo lo que puedo dar, de esta forma le doy todas las opciones para que Él tenga plena libertad para obrar en mí. ¿Hemos hablado ya con el guía espiritual entonces de cuánto tiempo sería el ideal para nosotros de oración?

    Santa Teresa de Jesús dijo: ‹‹Sabe el traidor que el alma que tenga con perseverancia oración la tiene perdida, y que todas las caídas que la hace dar la ayudan, por la bondad de Dios, a dar después mayor salto en lo que es su servicio››. Dice también Marthe Robin: ‹‹Quiero ser fiel, muy fiel a la oración cada día, a pesar de las sequedades, los aburrimientos, los disgustos que pueda tener… ¡a pesar de las palabras disuasorias, desanimantes y amenazantes que el demonio pueda repetirme!… En los días de turbación y grandes tormentos me diré: Dios lo quiere, mi vocación lo requiere, ¡eso me basta! Haré la oración, me quedaré todo el tiempo que me han prescrito en oración, haré lo mejor que pueda mi oración, y cuando llegue la hora de retirarme me atreveré a decir a Dios: Dios mío apenas he rezado, apenas he trabajado, poco he hecho, pero os he obedecido. He sufrido, pero os he mostrado que os quería y que quería amaros››.

    ¡Buah! ¿Tú también te mueres de ganas de volver a la capilla?

     

    D.D. (22 años)

  • Amar hasta que duela     #Amaqtedu

    Amar hasta que duela #Amaqtedu

    Comienza el 2018, y con él todos nuestros sueños, nuestros anhelos…la búsqueda de nuestra felicidad. Y nos podemos preguntar: ¿dónde está la felicidad?

    Amaqtedu «Ama hasta que te duela»

    Os presentamos a AMAQTEDU, un proyecto solidario que quiere construir un mundo mejor a partir del amor al arte y del arte de amar. ¡Amar siempre, hasta que duela!

    Una de sus fundadores nos muestra dónde está esa felicidad tan deseada por todos. Ahí va:

    Hola,

    Me llamo Elizabeth y quiero compartir con vosotros qué ha significado AMAQTEDU en mi vida….

    Creo que si tuviera que definir la palabra felicidad, lo haría a partir de nombres y apellidos… Para mí la felicidad es Felipe, es José Alberto, es Martin…, son todas esas personas que me regalan la oportunidad de “amar hasta que duela” y de ser feliz por ello.

    El amor tiene que doler, porque sino, no sería amor. A mí, me duele… Me duele el sufrimiento de quienes acompañamos, me duele no poder “hacer más” y lo que más me duele es no saber entregarme al 100% y vivir tan preocupada por mi vida: mis estudios, mi futuro… Creo, cada día con más certeza, que estar al lado de los que sufren es mi futuro, porque con ellos me siento plena, siento que puedo tocar el cielo y alcanzar cada una de las estrellas (ellos son mis estrellas).

    Ellos me sorprenden con sus historias, con su fuerza y con su sentimiento…, ellos me sorprenden con su belleza. Sus ojitos, sus manitas, su sonrisa…, son como el hogar de quien busca perdido en el mundo y encuentra un sitio cálido, familiar y acogedor donde  refugiarse. Ellos, sin exagerar, hacen que cada día me levante con el lema de: “voy a luchar”, porque es lo que yo les pido a ellos y sería falaz si yo no lo hiciera.

    Yo aconsejaría al mundo entero que se sumasen a la lucha de “amar hasta que duela”, que se sumasen a AMAQTEDU, un proyecto que recién empieza, pero que estoy segura que será imparable.

    Despido el año siendo yo misma: con mis miedos, mis preocupaciones, mis luchas…, y lo despido feliz gracias a AMAQTEDU y la alegría que da a mi vida el acompañar a los héroes ocultos de este mundo.

    Fuente: AMAQTEDU

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    En definitiva, «Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más»

    Santa Teresa de Calcuta
  • ¿MILITANTE?

    ¿MILITANTE?

    Se acerca. Se nota. Se siente. Está en el ambiente. El corazón se acelera y el pulso aumenta. Sí, estamos llegando a la fiesta, al día, al 8 de diciembre de 2017. Se acerca la Inmaculada y nosotros vivimos estos días con una expectación creciente en plena campaña.

    Una de las cosas importantes para preparar este día que todos deseamos es hacernos conscientes de todo lo que Ella nos ha dado y, para algunos de nosotros, Ella nos ha regalado la oportunidad de ser Militantes de Santa María, sus hijos. Precisamente por esto os invito a reflexionar sobre qué es un militante.

    Es una pregunta que nos han hecho muchas veces en Milicia. Es una de esas preguntas que se suelen poner al inicio de una asamblea y a la que se dan muchas veces las famosas “respuestas de manual”. Creo que debe de haber un capítulo en el “Manual del Militante” que se llame “Respuestas posibles a preguntas típicas” y, en algún punto, debe venir esta. ¿No es triste?

    Y es que es una pregunta que, si no le damos respuesta clara, corremos el riesgo de convertir el “Por Cristo, por la Virgen, por la Iglesia: ¡más, más y más!” en un mero grito de batalla, en un cántico como el de los fanáticos de un equipo de fútbol, en una exclamación que hace piña pero que no nos conforma, no nos “hace con”, un grito que despelleja la garganta pero que en el fondo no significa más que un recuerdo.

    Tras mucho pensar, me he atrevido, desde mi experiencia, a darle una respuesta. Que me perdonen el P. Morales o Abe si he metido la gamba en algún lado.

    ¿Qué es un militante?

    Un militante es un hombre débil que tiene el corazón puesto en Cristo y los ojos fijos en la Inmaculada.

    Un militante es un militante, parecerá una obviedad, pero no lo es. Un militante no es militante si no forma parte de un grupo, de una familia, de la Milicia. Porque no se puede ser militante sin hermanos militantes, no se puede ser un lobo solitario, un caballero andante sin casa ni hogar donde reposar. No se puede, porque dura dos telediarios, ser militante sin otros a tu lado, humana o espiritualmente. Se nos podrán encargar misiones que debemos recorrer solos, cierto, pero no se nos puede pedir que las llevemos a cabo sin, al menos, la oración de nuestros hermanos cubriéndonos la espalda. Somos familia, nos une el Amor, el Amor de Cristo en la Cruz, que nos dio a su Madre por Madre Nuestra. Y podrán separar kilómetros a un militante del hogar más cercano que no puede ser militante sin ser militante, sin familia. Porque el hogar está donde está la Madre.

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    Un militante es un hombre (que la rama femenina saque su propia definición), un hombre formado en la medida de sus necesidades, un caballero. Es un hombre en el mayor sentido de la palabra, un ser humano que Dios ha creado a su imagen y semejanza. No más que los otros hombres, pero sí uno más de los Hijos de Dios. Es un caballero con las mujeres, exquisito si se lo exige la situación y pilar fuerte si las circunstancias lo requieren. Es un soldado, uno de los pretorianos de Nuestro Señor, la élite de las fuerzas de Santa María en este mundo. Dispuesto a las más duras batallas, aún a sabiendas de que sólo nos las gana. Y que se juega la vida por el honor de su Señor, a un militante no le es indiferente que se calumnie a Cristo delante suya. Un hombre que reconoce la valía de una mujer y la respeta como compañera que Dios le ha dado en este mundo. Un militante es un hombre.

    Un militante es un hombre débil, y lo debe reconocer. Muchas veces se nos sube a la cabeza el “soy militante” y solemos olvidar que el “subir bajando” es núcleo esencial de nuestro carisma. Un militante es de carne y hueso, si se le pincha sangra, como a todo quisqui. Somos débiles, sencillos, torpes, cojos y mancos, no valemos para mucho -para qué nos vamos a engañar-. Y el problema no es que lo seamos, que las circunstancias se imponen muchas veces, sino que debemos reconocer que lo somos, que ya nos cuesta más. Somos hombres que no se ganan la santidad a pulso, que no dan el asalto al Cielo, que no escalan su propio crecimiento. Somos hombres curtidos en la dureza de la roca de Gredos, que enseña que, para que la hierba brote, la roca ha de agrietarse y resquebrajarse por nieves y hielos hasta dejar pasar el agua. Un militante lucha, sí, pero “no se cansa nunca de estar empezando siempre” porque sabe que es débil y que su salvación no se la va a ganar él. Un militante es débil.

    Un militante es un hombre débil que tiene el corazón puesto en Cristo, que no vive a medias tintas, que está enamorado de su Señor. Cada día le dedica un rato, como al mejor amigo, y le cuenta sus penas y alegrías, sus luchas y defectos, sus conquistas y sueños. Descansa en Cristo, en su Señor. Que echa en falta cada día que pasa sin recibir la Eucaristía, que se seca si no le regala el día a su Señor en el ofrecimiento de obras. Un militante hace todo por Amor, con mayúscula, da la vida por Amor al que por Amor le dio su Vida. Un militante es un hombre débil que tiene el corazón puesto en Cristo.

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    Y un militante es un hombre débil que tiene el corazón puesto en Cristo y los ojos fijos en la Inmaculada. Porque no vive sin su Madre, porque aprende todo de Ella, porque sólo Ella le anima a caminar, sólo Ella es su fe y su esperanza. Porque Ella desde Gredos le enseña a resistir nieves y hielos escondida en la roca del Amor; porque Ella desde el Cielo le enseña, como la Inmaculada, a ser todo y sólo de Dios; porque Ella le enseña, como Madre, a vivir en su vida el plan que Dios ha trazado para cada uno de sus militantes. Le enseña a confiar, aunque parezca que es imposible, a decir “hágase” cuando no entiende nada y sólo ve oscuridad. Le enseña a permanecer, a “estar”, contra viento y marea, cuando todo parece caer. Sólo ante Ella ofrece su vida en los compromisos, sólo ante Ella y su Señor dobla la rodilla, sólo de su mano sube a la santidad bajando, peldaño a peldaño, la escalera de la humildad. Un militante sólo es militante si es de Santa María, y allá donde se le rinda culto a Su Madre un militante es feliz, y allá donde esté le rendirá honor a Su Señora, al orgullo de su pueblo, a la Toda Santa. Un militante tiene los ojos fijos en la Inmaculada y su pureza es modelo y esperanza para su fe.

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    Un militante es un hombre débil que tiene el corazón puesto en Cristo y los ojos fijos en la Inmaculada.

    Quizás me he explayado en exceso, diréis, y razón no os falta, porque esto no se escribe, ni se dice, se vive. Y qué mejor ocasión para vivirlo que estos días, esta preparación constante para la fiesta de nuestra Madre. Que vivamos y preparemos el corazón para el 8 de diciembre y que así, poco a poco, nos acerquemos cada día más a la santidad en medio del mundo y, si Dios quiere, a la eternidad.

     

  • El ejemplo de Kobe Bryant: la Sagrada Familia

    El ejemplo de Kobe Bryant: la Sagrada Familia

    Kobe Bryant, una de las estrellas del baloncesto de todos los tiempos, que ha anunciado recientemente su retiro al final de temporada, ha protagonizado un post en Church Pop con ocasión de la fiesta de la Sagrada Familia, el pasado 27 de diciembre. ¿Por qué?

    Muchos no saben que Bryant, nacido en Filadelfia en 1978, creció en una familia católica y que a los seis años su familia se trasladó a una hora de Roma, tanto que aún hoy el campeón de la NBA domina el italiano.

    Con 23 años, Bryant se casó con Vanessa Laine, de 19 años, también católica. En 2003 nació su primer hijo.

    Ese mismo año, ocurrió algo que dañó su reputación –muchos patrocinadores lo abandonaron por ello-, su matrimonio –su mujer le pidió el divorcio años después- y a él mismo profundamente.

    Bryant fue acusado de violar a una muchacha en su habitación de hotel mientras se encontraba en Colorado para una cirugía de rodilla.

    El jugador admitió haber mantenido relaciones con la chica y se disculpó públicamente, pero negó la violación.

    Sentía mucho miedo a ir a la cárcel. En 2004 un juez archivó las acusaciones por violación, pero la mujer presentó una demanda civil contra Bryant, que se resolvió fuera de los tribunales.

    Aunque Bryant y su esposa permanecieron juntos durante algunos años tras las acusaciones, y tuvieron incluso un segundo hijo, en 2011 la mujer le pidió el divorcio.

    Pero la historia no termina aquí…

    En una entrevista a GQ el pasado febrero, Bryant explicó cómo su fe católica lo ayudó a enfrentar el mal momento provocado por su infidelidad.

    Lo único que me ayudó realmente durante ese proceso –soy católico, crecí como católico, mis hijos son católicos– fue hablar con un sacerdote”, asegura.

    “Fue casi divertido. Me miró y me dijo: ‘¿Lo has hecho?’, y yo dije ‘Obviamente no’. Luego preguntó: ‘¿Tienes un buen abogado?’, y dije ‘Sí, es muy bueno’. A lo que él respondió solamente esto: ‘Déjalo ir, sigue adelante. Dios no te dará nada que tú no puedas enfrentar, y ahora todo está en sus manos. Es algo que no puedes controlar, por lo tanto, déjalo estar’. Y ese fue el punto crucial”.

    En 2013, Bryant y su mujer anunciaron su reconciliación y haber suspendido la cuestión relacionada con el divorcio.

    Es importante recordar que ser una sagrada familia no es una abstracción, sino una realidad concreta.

    Una sagrada familia no está hecha de ángeles sino de pecadores, cuyo amor por Dios y cuyo amor recíproco no permiten que la muerte provocada por el pecado impida buscar la vida resucitada que deriva del perdón.

    Muchas personas han crecido en la fe católica, se han casado con un católico según la Iglesia católica y están buscando permanecer fieles a sus votos y educar a sus hijos como católicos.

    Actualmente es difícil lograr hacer todo esto. El pecado y la falta de perdón no hacen más que aumentar la oscuridad que muy a menudo lleva a la muerte de matrimonios y familias.

    Bryant y su esposa son evangelizadores católicos que a través del ejemplo de su vida enseñan a otros esposos y a otros padres que viven un momento oscuro y están al borde de la desesperación a percibir la luz en la oscuridad y a aprender de esta experiencia y a nacer nuevamente en Cristo como esposos y padres, según la voluntad de Dios.

     

    Artículo publicado en Aleteia.org

  • Campamento de la paz.

    Campamento Santa María, Campamento de paz y unidad

    Campamento de paz. Tras unos 10 meses de ajetreo y no parar durante el curso el campamento ha sido para mí una estación donde repostar energías y ánimos de nuevo.

    Digo “de nuevo” porque este ha sido mi 4º campamento y también el primero de Jefe de Escuadra: un “Don y Tarea”. Don porque me ha servido como impulso para darme a los demás y aprender, y tarea porque he tenido que aprender a educar y ahora puedo asegurar que educar no es fácil.

    Este campamento ha sido asimismo un impulso fuerte en mi confianza en Dios, recuerdo que estando en situaciones difíciles la única alternativa que se me ocurría era rezar y encomendárselo al Señor. Lo más impresionante de todo era que Él lo acababa solucionando, a veces con la ayuda de pobres instrumentos humanos.

    También fue una ayuda el momento en el que subieron nuestros nombres a la virgencita de Gredos, ese gesto y la renovación del compromiso de militante allí delante de la Virgen fue toda una señal de que, ocurra lo que ocurra, Ella estará cuidándome durante todo el año.

    La etapa de Gredos fue todo un reto, personalmente es la etapa que más me gusta, pero físicamente (y eso también va unido) es la más dura para mí. Gredos es una etapa dura por los ascensos y el cansancio, pero es una etapa muy bonita por la belleza de las montañas y la superación que tenemos que llevar a cabo cada uno.

    También ha sido un campamento de unidad. Es increíble la capacidad del campamento de, con gente de todos los puntos de España (e incluso Francia y Perú) de Extremadura, de Tenerife, de Boadilla (Madrid) y Murcia, hacer familia y llegar a conocerse desde cero. Poco a poco conociéndonos y aceptando los defectos y virtudes de cada uno, se forja una amistad que dura en el tiempo como ninguna otra, y el campamento es el lugar austero pero ideal donde se hacen esos amigos de verdad.

    Campamento junto a María, junto a Jesús. Y es verdad, el campamento enseña a rezar y a tratar personalmente a Jesús, enseña a hacer balance de cada día y a autoeducarse poco a poco para crecer como persona bajo el amparo de la Madre, la Virgen. En este aspecto es en Gredos donde se aprende el “defecto dominante” y cómo mejorarlo. Allí, bajo el cielo estrellado, se descubre el sentido de aquella frase “Se puede ser ateo mirando hacia el suelo, pero no concibo que se puedan alzar los ojos al cielo y afirmar que no existe Dios”. Es la Virgen la que descubres que te hace regalos como una Madre cada día, y te cuida a cada momento.

    Campamento de la paz
    Campamento de unidad
    Junto a María, junto a Jesús

    (Samuel G., Getafe, 17 años)

  • Convivencias-retiro en Peralta.

    Convivencias-retiro en Peralta.

    Carnaval, cuaresma, Semana Santa… todo junto y seguido pero no revuelto.

    Este puente hemos ido un grupo pequeño de universitarios de Burgos y Pamplona a un pueblo navarro llamado Peralta, que nos recibió el sábado con viento y lluvia a los que desafiaban las carrozas llenas de peralteses disfrazados, el día siguiente trajo consigo un sol resplandeciente que nos permitió disfrutarlo al máximo.

    Día con los jóvenes

    IMG_2718Estuvimos con varios niños del pueblo en la casa “domus peralta” durante un día de convivencia. A través de las diferentes actividades que realizamos con ellos; una excursión, reuniones, velada nocturna, momentos de oración, juegos, ratos de deporte, la eucaristía del domingo… de una u otra forma nos íbamos preparándonos para entrar en la cuaresma, que empieza este Miércoles de ceniza.

    Los niños terminaron muy contentos, sus padres nos mostraron su agradecimiento y nosotros nos quedamos con la sensación de que esa entrega a los más jóvenes (que alguna vez también nos sacaron de nuestras casillas) no era en vano. Es cariño, dedicación, exigencia, respeto… lo que necesitan los niños.

    Día con el Señor

    IMG_0596El último día nos quedamos solos los universitarios y lo dedicamos a hacer un retiro que iniciamos con un `videofórum´ de la película Incondicional, el mensaje era claro: el amor de Dios puede transformar tu vida y la de los demás. Por la noche tuvimos una vigilia de oración y al día siguiente por la mañana varios ratos de meditación que nos llevaron directamente al huerto de Getsemaní, como preámbulo de la semana Santa que vamos a preparar durante los 40 días de Cuaresma.

    Un fin de semana de alegría y de silencio, de entusiasmo con los pequeños y descanso en Dios. Habrá que repetirlo.

    José Mª A, 18 años (Burgos)

    ¡Hoy en Peralta tiene lugar un episodio más de la Historia Interminable!

    Ya nos contarán nuestros amigos cómo ha ido todo…

  • Murcia, the city: Regalos.

    Así quiero titular este artículo, regalos. Regalos del Señor. Porque estos días en Murcia no han sido menos. Me ahorraré presentar el proyecto The City, que ya ha sido presentado en otros artículos anteriores. Sólo diré que tras la expedición zamorana, tocaba Murcia. En esta provincia el Hogar se inauguró hará un año y poco, pero presencia de la Cruzada hay desde septiembre (con Pedro), y en enero (Jaime).

    Como los murcianos somos conscientes de que nuestra provincia poco se conoce, sólo su acento y mal hablado español, el sol, la falta de agua y la playa; quisimos mostrar la cara amable de nuestra Región.

    El viernes día 31, aprovechando que los madrileños no tenían clase, llegaron al Hogar a las nueve de la noche. Aunque pillaron a algunos militantes en cocina, con las manos en la masa (nunca mejor dicho), pudimos cenar en una media hora después. La recepción  fue sencilla y no muy larga, de hecho, ocupo el tiempo necesario mientras se acababan las tareas culinarias. La primera cena fue una maravilla, muchas risas y anécdotas, sobre todo murcianas, donde con garbo e ironía, recordábamos historietas del acento, etc. Después de la cena, vimos dos vídeos, uno nos lo puso un militante murciano, estudiante de filosofía, mofándose del arte contemporáneo, y un segundo sobre un vídeo- presentación de la primera vez que llegamos al Hogar. Después hicimos el balance en la pequeña capilla del hogar, con unos breves puntos de oración, y nos fuimos a dormir, que al día siguiente íbamos a necesitar energía.

    El sábado día 1, fuimos a Misa de Santa María en las Carmelitas, que tanto nos quieren y tanto les queremos, que están cerca del Hogar. Mencionar el detalle que tuvieron nuestras monjitas, y es que nos regalaron dos roscones de reyes, que aprovechamos muy bien para el desayuno. Durante el desayuno llegó un militante más de Madrid, y con muchas risas y mordiscos muy ricos, se nos hizo la hora de ir a Cartagena.

    IMG_0167Y fue en la ciudad que da nombre a nuestra Diócesis donde me atrevería a decir que mejor estuvimos, por lo menos, donde más “alucinamos”. Tuvimos el honor y la suerte de poder entrar al patrullero de altura Infanta Cristina, donde nos recibió el Segundo de a bordo, y el Comandante primero, y de una manera muy cercana y amigable, nos enseñaron el “barquito”, nos contaron anécdotas de éste, y nos mostraron hasta los mínimos detalles. Además al final, nos despidieron de una manera muy afectuosa, recordándonos que el patrullero, era en gran parte nuestro, y que su trabajo no era más que un servicio a nosotros mismos, lo que nos dejó admirados y muy agradecidos.

    Después del apretón del manos, entramos en el Arsenal, donde vimos submarinos, y estuvimos divagando sobre todo lo relacionado con ellos, con ocurrencias muy graciosas, haciendo preguntas a un comandante militar que iba con nosotros sobre los submarinos: ¿no se puede girar el submarino cuando está en el fondo? ¿Cómo respiran los de dentro? ¿Cómo se vive de manera tan agobiada?, y muchos más cómos y cómos…

    Justo después nos dirigimos al Monte de las Cenizas, donde antes de empezar a subir, comimos, y con muchas ganas comenzamos la “marchita” (porque no fue más de media hora)… pero lo alucinante no era la montaña en sí, que en Milicia vemos muchas, sino lo que arriba nos esperaba: una antigua batería militar, con dos cañones como de diez metros, de 1920 más o menos, capaces de lanzar misiles a 35km… (inutilizados, claro). Pero no sólo los vimos por fuera, sino que gracias al espíritu intrépido y aventurero de nuestro guía Fernando M., nos metimos por dentro de los cañones, en dos grupos, uno para cada cañón, por toda la estructura giratoria, el almacén de los misiles, los motores, etc., etc.

    Tras pringarnos con la grasa del interior, pero todavía maravillados, rezamos el Rosario, con vistas al mar y a la montaña… porque no lo he dicho, pero teníamos unas vistas privilegiadísimas, donde se unía la montaña y el mar, con una mezcla de la hermosura de ambas, acantilados preciosos… y justo para cantar la Salve, la Virgen nos regaló una preciosa puesta de Sol.

    Ya de vuelta, todo siguió un ambiente muy distendido, duchándonos a toda prisa, con la presión de que detrás de ti iban otros siete;  y, después de la cena, comenzaron a sonar las guitarras, y canciones, donde abundaron acordes, pero también risas…

    Destacar el balance de esa noche, en la Virgen de la Fuensanta, ermita de la Patrona murciana, en la montaña, en un precioso mirador con vistas a la ciudad iluminada… Sólo Dios sabe las gracias que se derramarían en esa noche, en los corazones de cada uno de nosotros. Después, en el hogar, nos acostamos rápidamente, para recuperar fuerzas, y meditar el bello día que dejábamos atrás.

    IMG_0366El domingo, tras la oración y el desayuno, fuimos a Misa, unos a los Padres Franciscanos, otros las dominicas, porque debido a unas calles cortadas, no todos pudieron llegar a la hora. Después dimos una pequeña vuelta por Murcia, vacilando de ciudad, enseñando pequeños detalles, símbolos del orgullo murciano, como el árbol centenario, la Iglesia de Santo Domingo, el Teatro Romera, y nuestra catedral, mezcla de muchos estilos artísticos, donde impacta especialmente nuestra fachada barroquísima y otros detalles artísticos; además de las muchas anécdotas, historias y leyendas que rodean la catedral.

    Tras este paseo, ya en el Hogar, comimos ensalada murciana, salmorejo y una empanada, destacando el postre, paparajotes, típicos murcianos, donde de nuevo imperaba un ambiente cómodo y amigable. Aprovechando la sobremesa, tuvimos la reunión final, donde surgieron grandes sentimientos, y se hacían palpables las bendiciones que Dios derramaba en sus hijos. Tras esto tuvimos la despedida, y cada militante, por cortesía de uno de los padres de un militante, con huerta, se llevó una bolsa de naranjas y limones, colocándose una pequeña parte de Murcia.

    Como podéis ver, lectores, fue un fin de semana inolvidable, donde, al estilo Milicia, hubo grandes momentos, y también pequeños detalles, que con disimulo y sutileza llenaban el corazón. Por todo esto damos juntos gracias a la Madre de Dios y Madre nuestra, que nos reúne, y sustenta su Milicia.

    Los asistentes fueron, por la sección de “los madriles”: Javier L. y Javier S. (cruzados), Javier C., Berni, Samuel e Ignacio O. Por la parte murciana: Pedro C. y Jaime M. (cruzados), Fernando M., Adrián A., Octavio y su padre Ramón (que nos ayudó en la logística), Álex, Sergio M. (pudo acompañarnos el domingo) y servidor que os escribe, Isaac M.

    (Isaac M. L., 18. Estudiante de filosofía en la Universidad de Murcia)

  • Oración ante Nuestra Señora de Fátima.

    Fátima, 9 de agosto de 2006.

    Hace más de seis años, un militante y un cruzado (no había cumplido un año completo en la Cruzada), en unas convivencias de militantes, durante la última Misa que celebraron en Fátima antes de volver a sus ciudades, leyeron estas líneas ante la Madre. En Su Corazón Inmaculado quedó el eco de estas palabras…

    Aquel cruzado, hoy, años después, sólo puede dar gracias a la Madre, por cada día que ha pasado desde entonces. Vidas entregadas a Dios por medio de la juventud, de hombres locamente enamorados de María.

    NSFFatima_detalle-pequeHoy, festividad de Santa María de Fátima, recordamos aquel documento histórico. Porque a la santidad, se va por el camino de la perseverancia, y la perseverancia en el tiempo, por medio de las miserias, que María nos enseña a vivir en esta pequeña institución de la Iglesia católica, que es la Cruzada – Milicia…

    Gracias María, por ser fiel a tu promesa de ser Madre para con cada uno de nosotros…

    (jcsv)

    Inmaculada Madre de Dios:

    Nos presentamos ante Ti, tus hijos, para agradecerte todos los dones recibidos durante este año.

    Te damos gracias por tu Cruzada – Milicia, y por todo lo que haces en nosotros a través de ella.

    Queremos que tu Corazón sea nuestro refugio; queremos ofrecernos por la conversión de los pecadores, y en reparación de los pecados cometidos contra tu Inmaculado Corazón.

    Queremos ser apóstoles de Cristo en medio del mundo, incendiándalo con el fuego de su amor.

    Te ofrecemos Madre, el corazón de todos y cada uno de tus militantes y cruzados. También queremos ofrecerte el próximo curso, para que nos lleves de la mano, nos protejas, y nos guíes en el cumplimiento fiel y perseverante de nuestro compromiso.

    Te pedimos la gracia de la santidad, porque queremos ser todo tuyos. Danos Madre, tus ojos para mirarle, tus oídos para escucharle, tu Corazón para amarle…