«En cada época, también en nuestros días, numerosos jóvenes sienten el profundo deseo de que las relaciones interpersonales se vivan en la verdad y la solidaridad. Muchos manifiestan la aspiración de construir relaciones auténticas de amistad, de conocer el verdadero amor, de fundar una familia unida, de adquirir una estabilidad personal y una seguridad real, que puedan garantizar un futuro sereno y feliz. Al recordar mi juventud, veo que, en realidad, la estabilidad y la seguridad no son las cuestiones que más ocupan la mente de los jóvenes. Sí, la cuestión del lugar de trabajo, y con ello la de tener el porvenir asegurado, es un problema grande y apremiante, pero al mismo tiempo la juventud sigue siendo la edad en la que se busca una vida más grande. Al pensar en mis años de entonces, sencillamente, no queríamos perdernos en la mediocridad de la vida aburguesada. Queríamos lo que era grande, nuevo. Queríamos encontrar la vida misma en su inmensidad y belleza. Ciertamente, eso dependía también de nuestra situación. Durante la dictadura nacionalsocialista y la guerra, estuvimos, por así decir, “encerrados” por el poder dominante. Por ello, queríamos salir afuera para entrar en la abundancia de las posibilidades del ser hombre. Pero creo que, en cierto sentido, este impulso de ir más allá de lo habitual está en cada generación. Desear algo más que la cotidianidad regular de un empleo seguro y sentir el anhelo de lo que es realmente grande forma parte del ser joven. ¿Se trata sólo de un sueño vacío que se desvanece cuando uno se hace adulto? No, el hombre en verdad está creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa es insuficiente. San Agustín tenía razón: nuestro corazón está inquieto, hasta que no descansa en Ti. El deseo de la vida más grande es un signo de que Él nos ha creado, de que llevamos su huella”
(Mensaje de su Santidad el papa Benedicto XVI para la JMJ Madrid 2011)
Pienso en mí, y no puedo sino emocionarme al descubrir la verdad de las palabras que nos dirige el papa. Yo, como joven, ¡aspiro a algo más que vivir bien! Yo no vivo pensando en problemas económicos, ¡y eso que son muy importantes! Pero es que trabajando en lo que realmente quiero, dedicado a los demás, estudiando a conciencia, sé que saldré adelante en todas las dificultades de la vida, en cada reto que no hará sino empujarme hacia adelante.
¿Qué es una verdadera amistad hoy en día? ¿De verdad existe eso? Pues sí. Yo no soy un escéptico, y eso que tendría todos los argumentos para serlo; sé que la semilla de verdad y de búsqueda que siento en mí, late igualmente en todos los corazones de mis amigos. Puede que llame amigo a veces a quien sólo es un compañero, pero os aseguro que quien busca, encuentra. Y, ¿qué decir del amor de verdad? Tan manoseado y manipulado a veces. ¡Pues también existe! Yo lo compruebo cada día en las personas que quiero y me quieren. ¿Cómo es posible que mi madre, conociéndome tan bien, siga queriéndome y riéndose conmigo de mis tonterías? Las últimas palabras del papa son un aliento a seguir caminando y buscando superar las barreras de nuestro entorno. No vale con decir que tenemos dificultades. Quien tiene un porqué, encuentra el cómo.
Bernardo C. (Madrid)
Quizá te interese leer la reflexión de la primera parte de mensaje del Papa a los jóvenes para la JMJ 2011 (pincha aquí).