Etiqueta: Confianza

  • ¡Mirad a María!

    «Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz a un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande» (Lc 1, 31-32)

    María embarazadaImagínate a María, la Virgen. ¿Qué imagen tienes en mente? Seguro que estás pensando en una estatua que viste en una iglesia. Quizás una imagen de alguna estampita, o es posible que alguna foto de un cuadro famoso en el que se retrate a la Sagrada Familia. Si te fijas cuando vayas de vacaciones, te darás cuenta de que está en prácticamente todos los lugares: iglesias, tiendas de recuerdos, casas particulares, balcones, museos… Muchos desearían que su imagen estuviera extendida por todo el mundo, tal y como sucede con la Virgen. Sin embargo, la fama se va tan rápido como viene. ¿Cómo es posible que tras más de 2000 años, aún sea tan famosa? Por algo tan simple como el amor.

    Las personas solemos tomar ejemplo de aquellos que nos rodean, buscando un modelo a seguir. Unos buscan esta clase de apoyo en su familia, otros entre sus amigos y algunos tratan de imitar a personajes famosos. ¿Por qué no aspirar a ser como María? Famosa Amiga y Madre de sobra conocida. Desde luego, marcarla como objetivo de nuestra vida es cuanto menos conveniente: Madre feliz y libre, llena de Amor.

    Uno de los mayores regalos de Dios es nuestra libertad, sobre todo en un mundo en el que somos esclavos de tantos falsos dioses. Dios SIEMPRE nos da alternativa, lo que no quita que nos ande buscando, llamándonos. Esto se observa en María. Dios tenía un plan para Ella, un plan perfecto, ya que había sido ideado por Aquél que todo lo sabe. Y a pesar de eso, no lo pone en marcha hasta que cuenta con el humilde consentimiento de María, quien exclama: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».

    María ha tomado una decisión importantísima gracias a su total libertad, y sin embargo se reconoce esclava. La clave de esta paradoja es el amor.

    Todos queremos ser libres, pero el mundo se nos queda grande. Podemos creernos el centro de la existencia, mas siempre surgirán problemas que no podremos afrontar.

    Nuestra ignorancia se vuelve contra nosotros, y nos convierte en sus esclavos. La llave de nuestra liberación es el reconocernos limitados, necesitados de ayuda. Siendo humildes se abren pequeñas puertas ocultas para aquellos cegados por su orgullo. Seremos libres cuando al sentirnos amados por toda la eternidad, nos fiemos de Aquél que dispone de un plan para nosotros. Cuando confiemos en el Amor, no en el valor, para confiar de verdad, de corazón.

    María confió, y gracias a su fe trajo al mundo paz, felicidad, amor y libertad. Dio a luz a nuestra Salvación.

    paisajes-de-solArrojemos nosotros luz sobre un mundo sumido en la oscuridad, para que la tranquilidad que se siente al ser amado incondicionalmente, dé lugar a una nueva salvación.

    A nuestra salvación. A la de todos.

    A la de los hijos de María Madre.

    (G., 18 años. Burgos)

  • Impresiones de campamento 2012 Dan G.

    Impresiones de campamento 2012 Dan G.

    El Señor siempre nos sorprende. El campamento de este año no podía ser una excepción. Yo pensaba que también este año me tocaría ser jefe de escuadra. Sin embargo, dos meses antes de que empezara me enteré de que me tocaría estar dentro del equipo de dirección. La noticia no me sentó muy bien pues el año anterior salí con muchas ganas de retomar la tarea de jefe para seguir creciendo en todos aquellos aspectos en los que me había visto superado. La preparación del campamento fue un tiempo de incertidumbre por no saber qué me iba a encontrar a partir del día 1 de julio. Lo que he descubierto es una manera distinta de vivir el campamento.

    Haciendo un repaso general de estos quince días tengo la sensación de no haberlos aprovechado al máximo. La tarea de subjefe de campamento, la que al final se me encomendó, no supone el mismo trabajo y tensión que la de jefe de escuadra. Uno vive más relajado, con más tiempo, un poco fuera de la actividad. Es más costoso estar encima de uno mismo para corregir tus fallos. Es como si uno pasara por Gredos sin que Gredos pasara por él. Conociéndome, que tiendo a ver más intensamente mis fallos que mis aciertos, busqué algo bueno de mi nueva función. Así encontré la clave: “Yo no he elegido ser subjefe de campamento. Ser subjefe supone estar en campamento con otro ritmo. He de buscar la manera en que Dios quiere que lo viva.”

    Me parece que esa clave es el servicio. Yo no soy subjefe para crecer yo, para pasármelo bien o para recibir grandes toques del Señor. Yo soy subjefe de campamento para entregarme a los demás, para que otros crezcan, se lo pasen bien y tengan esos toques del Señor. No es que yo no necesite esas tres cosas o que no se den en mi campamento. La cuestión es que yo no vengo para recibir, que ya he recibido mucho, sino para dar. Para olvidarme de mí, para vivir la campaña de la Visitación. Solo viviendo en esa clave, solo si no estoy todo el día pensando en si me está sirviendo para crecer, si estoy a gusto, en si el Señor me habla o no me habla en la oración… Solo viviendo así, haré un buen campamento. El resto, se nos dará  por añadidura. Se trata de cambiar una manera de ver las cosas. Pasar de estar fijándome en qué tal me ha ido a mí para confiar en que si hago lo que tengo que hacer, o al menos me esfuerzo en hacerlo, el Señor cuidará el resto. Es el reto de creer en el amor de Dios. De que por muy mediocre que te parezca tu vida el Señor puede hacer obras grandes con ella. De dejarle a Él hacer tu vida aunque pienses que está mal hecha. Ya no es tan necesario sentir el amor de Dios. Basta con creer en él.

    Vuelvo a mirar al campamento desde esta perspectiva y no  me queda sino aceptar lo que hay. También se lo ofrezco al Señor a pesar de que no lo hallo de mucho de valor. Veo cuantas veces he sido incapaz de salir de mí mismo para dar aquello que verdaderamente necesitaba el campamento. Veo también las veces en que no he querido tener ese pequeño detalle que tenía en mis manos. Y encuentro un motivo para la esperanza. Aunque he hecho muchas cosas mal, he hecho otras muchas que han ayudado a la marcha del campamento. Aunque pudieran haber salido mejor, aunque hubiera podido entregarme más, ahí están. El campamento ha salido adelante. No sé cómo pero he amado. Me queda aprender y seguir mejorando. Tenemos la promesa de que “nada nos separará del amor de Dios”. Poco a poco Dios irá sacando más y más amor de mí. Aunque ahora me parezca imposible de conseguir. Pero sucederá.

    A los jefes de escuadra. Vosotros también estáis descolocados por lo que acabáis de vivir. Quizás os apena el no haber disfrutado de campamento como otras veces. No importa. Vuestra alegría debe ser que habéis amado con el corazón de Cristo, a pesar de vuestros pecados. Habéis hecho lo que tenías que hacer, el resto, ¿qué más da?

    Dan G.

    20 años

  • Rasgar las apariencias, vivir de fe.

    Rasgar las apariencias, vivir de fe.

    Hoy termina un año, y comienza otro. Regalo gratuito de Dios para con cada uno de nosotros. Un año que debe comenzar con un acto de fe por nuestra parte: ¡Señor, confío en Ti! ¡Sé que lo que me tienes reservado para este nuevo año, es lo mejor para mí!

    Echemos la vista atrás, y busquemos el rastro de Dios en nuestras vidas como Iglesia. El año que hoy termina ha sido un momento de Gracia, no cabe duda. ¿Seremos capaces de encontrar a Dios Padre, no sólo en los regalos agradables, sino también en nuestras miserias, caídas, limitaciones? ¿Será capaz la Cruzada – Milicia de dar gracias por su pobreza amada y transformada por el Amor gratuito de Dios?

    Los primeros momentos de un encuentro importante, deciden el rumbo del mismo. Por eso, por adelantado, demos gracias a Dios por lo que nos dará, sabiendo que detrás de todo lo aparentemente bueno o malo, está Él, que gobierna el mundo por medio de cosas, acontecimientos, personas. Y Él, es un Padre Misericordioso, que cuida de sus hijos con ternura. ¡Hágase en mí…!

    ¡Feliz año! ¡Feliz tiempo de Dios!

    La fe es un salto en el vacío. Tírate. Y el Padre de los cielos que te dice, yo sí que te veo. Porque eso fue lo que le dijo este padre al niño. Cuando el niño apareció ahí arriba en el balcón decía, pero papá si no te veo.

    – Tú tírate, yo sí te veo. Esto basta. Salta en seguida.

    Saltó, y se encontró sano y salvo en brazos de su padre.

    Dios te salve María, que dé este salto mañana. Venciendo todavía las repugnancias que tengo dentro y que mi soberbia me pone una cantidad de muros tremendos para saltar. Tú, Madre, no veías ni comprendías nada. Pero Dios te invita a dar un salto en el vacío.

    Y lo das. Y dándolo eres causa de salvación para Ti y para todo el género humano. Y por lo tanto para mí también. Y para tu Cruzada – Milicia.

    Ahora la Virgen va a andar siempre en tinieblas, sin saber nada, sin ver, pero dice sí a todo. El que se decide a vivir de amor y fe, a vivir la aventura de la fe, se mete en un mundo en que ya no va a entender nada de lo que le sucede en la vida, porque Dios escribe con unos rasgos enteramente distintos de los que creía que iba a escribir.

    Empieza la aventura de la fe. María rasga las apariencias. Rasgar las apariencias de las cosas. Su fe es como el radar, divisa objetos envueltos en la noche, perdidos en la niebla.

    (P. Morales, S.J.)