La amistad en la Milicia de Santa María es mucho más que una nota accesoria. Es algo medular. «Mirad cómo se aman», nos señala el Evangelio como clave de fecundidad de la Iglesia primitiva. Un verdadero amor, que fundamenta una verdadera y desinteresada entrega. ¿Acaso el joven de hoy no es sensible a esto? Hay un amigo en mí…
Todos, pequeños y mayores, buscamos amar y ser amados. Ésta es la vocación universal a la santidad a la que nos lanza el Bautismo: transformar el mundo de animal en humano, y de humano en divino, por medio del Amor…
Codo a codo, día a día, en los deberes que compartimos con otros laicos. Y haciéndolo con una mirada distinta, encontrando a Dios en la Verdad de las cosas…
La Nueva Evangelización pasa por una mirada contemplativa, que sepa encontrar en el mundo ocasiones para hacer presente la Verdad, el Bien y la Justicia. No hay otro camino, porque el único Camino para el hombre es Cristo…
Sentido de responsabilidad cumpliendo los menudos deberes que entraña el compañerismo en el trabajo profesional. Dos amigos deben ayudarse siempre y más si trabajan en común, como se ayudan para andar los dos pies. El azar hace camaradas, pero la elección y dedicación responsable a cada uno, hace amigos.
El único modo de tener un amigo es serlo. Comprender al compañero, por muy distinto a ti que te parezca, es ya la mitad de una amistad. Y la amistad es el primer puente levadizo que se tiende invitando a la conversión de un corazón.
Responsabilidad trabajando para asegurar la fidelidad perseverante que transforma tu vocación en mole de granito. ¿Qué es una vida llena? Un ideal, soñado en la juventud y realizado en la edad madura hasta la muerte. El ideal es entrega, trabajo amoroso, continuo, responsabilidad siempre en ejercicio. Si eres responsable, vivirás siempre con pensamientos generosos y magníficos.
(P. Tomás Morales, S.J.)
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