La tarde ya caía sobre las crestas del Guadarrama cuando el grupo de milicia nacional llegaba a Cercedilla. A pesar de los retrasos, el grupo estaba completo. Nos alojamos en una preciosa casa de cuatro plantas de un estilo rural y clásico, situada en la zona más alta del pueblo. Disponíamos de todo cuanto necesitábamos: capilla, cocina, una sala amplia y cálida, baños completamente equipados…(ver fotos aquí). Tan solo hubo que poner algún colchón adicional en unas pocas habitaciones para acondicionar por completo la casa a nuestro estilo. Tras la debida instalación, estrenamos la convivencia con una asamblea para comprobar la situación en la que se encontraba aquella tropa de jóvenes con los que iban a lidiar en los cuatro días consecuentes.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=m6ZiznZyR8g&w=640&h=510]
Cuando ya caía el sol sacaron a la luz la que iba a ser la principal ocupación en esas convivencias: (…redobles por favor…) ¡Los Talleres de Evangelización! (¡TATATACHÁÁÁÁÁN!).
Como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se iba aproximando, había que prepararla; no podíamos dejar escapar esa oportunidad de acaparar toda la atención.
Los talleres eran los siguientes:
- Publicidad: Organizada por Jesús Carlos. Pretendía organizar la que iba a ser la imagen pública de la Milicia en la JMJ.
- Música como medio evangelizador: la voz cantante de este taller la llevaba Javier Lorca; la intención que tenía era componer dos canciones, una cooficial al himno de la JMJ y la otra, una canción dedicada a la Virgen (para un proyecto ya rodante desde hace algunos años).
- Radio: Este taller, capitaneado por Rodrigo, sirvió para buscar nuevas inspiraciones e ideas para el programa “Salida de Emergencia” que lleva la Milicia en Radio María (Rodrigo, de hecho, es corresponsal de dicho programa)
- Medios audiovisuales: ¿Qué decir de este último taller? Lo llevaba Alberto Berasáin y se encargó de poner al corriente a todo su grupo de la existencia de la página Web en la que ahora está publicado este artículo, animarlos a colaborar y buscar ideas nuevas y originales (todos sabemos lo que aprecia Alberto la originalidad)
El segundo día de convivencias amaneció con pronóstico de charla a la mañana, temperaturas constantes a lo largo de todo el día, rondando los 10º, vientos del Este y salida al monte hacia mediodía con probabilidades de estudio y asamblea hacia la tarde…
¡Y así fue! Empezamos el día con una interesante charla del siempre bienvenido, Bienvenido Gazapo que nos habló sobre la Europa actual. Poco tiempo después nos encontrábamos enfundados en nuestras botas y con nuestras mochilas al hombro marchando a buen paso hacia el puerto de Fuenfría. ¡Fue un paseo extraordinario! Dejadme que me ponga un poco poético:
Marchábamos por un pedregoso sendero; conforme íbamos subiendo encontrábamos pequeños montoncitos de nieve, cada vez más. Subimos por cómodas sendas que a nuestro paso extendían alfombras de agua y escarcha. Aún así, la llegada al puerto resultó insatisfactoria para casi la totalidad del equipo, de modo que Lorca nos animó a completarlo con una cumbre: Cerro Minguete. La marcha hacia la cumbre fue totalmente diferente al paseo de subida al puerto. La nieve se hundía a nuestro paso, dejando nuestros pantalones empapados, nuestras manos entumecidas y las botas llenas de agua. A los márgenes del improvisado sendero crecían árboles entonces cubiertos de escarcha; las hojas y agujas estaban revestidas de una fina capa de escarcha, mientras que las ramitas de los arbustos acaparaban enormes cantidades de hielo que el gélido viento se había encargado de moldear. Al abrirse la cumbre ante nuestros ojos comenzaron a oírse las exclamaciones. El día era claro y el cielo estaba completamente despejado, las blancas cimas se extendían hasta donde la vista podía abarcar; bancos de nubes descansaban sobre los más altos picos y el sol provocaba deliciosos resplandores sobre toda la superficie nevada.
Apenas dio tiempo al rato de cumbre y la foto de rigor, ya que la avanzadilla burgalesa emprendió una batalla campal contra todos los montañeros allí presentes con el más avanzado armamento (es decir, que se liaron a bolazo limpio con todo lo que se movía). Ante tal emboscada, los más mayores decidieron batirse en retirada bajando de regreso al puerto de Fuenfría, dejando a su retaguardia la patrulla militante que les seguía de cerca (por cierto, la foto que ahora debería tener Jesús Carlos como foto de perfil en Facebook es de esa cumbre, y la saqué yo =D).
Tras el merecido descanso y una copiosa cena, Alberto nos deslumbro de nuevo con otra de sus originales ideas: un karaoke con las canciones del musical “Hijos de la Libertad”. Con Rodrigo, Pablo (que son los auténticos actores, cantantes de las susodichas canciones) y Lorca como jurado. El casting de posibles candidatos a los papeles de Onésimo y Craso (que ahora representan Pablo y Rodrigo respectivamente) fue un auténtico fracaso; se ve que Pablo y Rodri van a cargar con ese papel durante muuuuuuuucho tiempo. Aún así, el espectáculo mereció la pena: las carcajadas no pudieron hacerse esperar durante la puesta en escena de Javier Segura y Jesús Carlos; y nadie se puedo aguantar la risa cuando Jesusín sacó sus gallos a pasear.
El tercer día no levantamos con el sol. Tras el debido ofrecimiento de obras y un potente desayuno nos dispusimos en equipos para jugar una ronda de partidos en un polideportivo de Los Molinos (un pueblecillo cercano a Cercedilla). Todos llegamos ilusionados al campo de juego, pero tras una serie de humillantes derrotas, solo unos de los equipos fue digno del laurel. Ni falta que hace decir que fue el equipo de Pablo Sanz el que se llevó toda la gloria (¿acaso alguien lo dudaba?).
Una apacible, intensa y reconfortante vigilia y un divertidísimo juego nocturno organizado por Alberto (qué raro, ¿no?) nos fuimos todos como corderitos a la cama.
El cuarto día (5 en el calendario) amaneció con la amargura de la consabida despedida. Una puesta en común de los talleres fue todo lo que nos concedió el día. Con la Eucaristía ya recibida marchamos a evangelizar lo aprendido por aquellos mundillos de Dios que son nuestras provincias.
Emilio B. (Navarra)