Categoría: campamento

  • ¡Merece la Pena! #Summer Camp’18

    ¡Merece la Pena! #Summer Camp’18

    ¿Qué es el campamento para mí? Impresiones del Campamento 2017.

    Yo lo describiría en una palabra: Felicidad. Voy a ser sincero,  yo llegué aquí nuevo sin tener ni idea de nada y no me apetecía mucho venir. Pero una vez llegas aquí, ves que es un lugar distinto. Todas las asambleas, charlas, juegos, ratos de oración… la verdad que me han ayudado muchísimo. Además de todos valores que día a día nos enseñan para intentar parecernos cada vez más a Cristo.

    Por otro lado, el ambiente que aquí se respira, la compañía de los amigos que haces y la de la Virgen, te incitan a cambiar. Así vuelvo yo a Pamplona, cambiado y renovado; y feliz por todo lo vivido.

    Recordad, el campamento es solo el comienzo para comeros el curso. Esto para mí, acaba de empezar.

    Wico P. (Pamplona)

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    Para mí este Campamento de Santa María de la Montaña es un lugar en el que he aprendido muchas de las cosas que son muy importantes para el día a día como ser diligentes, constantes, cómo tratar a los demás, vencer la pereza, superarme subiendo cumbres y picos, reflexionar sobre uno mismo para conocer mis defectos y arreglarlos, así como mis virtudes y potenciarlas. Además este campamento me he acercado mucho a Dios y nuestra Madre, la virgen María de Gredos, a la que tanto he conseguido amar y que tanto me ha ayudado este campamento.

    También hemos realizado montones de actividades como bañarnos en una laguna, pozas, jugar al fútbol, hacer unas olimpiadas deportivas y lo más importante, subir al Circo de Gredos donde se vive el campamento de forma más intensa y emotiva.

    Juan Pablo D. (Madrid)

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    Este campamento no es un campamento cualquiera, es un campamento para la vida. La principal finalidad del mismo es preparar al joven (a nosotros) para el futuro.

    No importa de dónde vengas, cómo seas… Lo único importante es lo que eres. Este campamento te enseña a que lo más importante para la vida es no ser nada. Porque no siendo nada, consigues triunfar tanto para ti como para Dios.

    «Subir bajando» y «Hágase y Estar» son nuestros lemas. Ganar la santidad perdiendo todo. Así, durante el campamento, se te propone aspirar a la santidad como finalidad de la vida.

    Cada día (2-14 de julio) se propone un valor a cultivar. De esta manera, uno aprende a ser mejor persona. Sólo deseo que más personas tengan la oportunidad de conocer esto. «Madre Hágase, Madre Estar«

    Daniel R. (Madrid)

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  • EN GREDOS SE FORJAN LOS HOMBRES…

    EN GREDOS SE FORJAN LOS HOMBRES…

    … labrados en roca’ Cuando Abelardo de Armas (co-fundador de los Cruzados de Santa María) cantaba esta canción al final de los fuegos de campamento a un más de un centenar de muchachos no podía imaginar la extraña actualidad que esa estrofa tendría en nuestros días. La falta de educación en grandes ideales y valores décadas después cambiaría el devenir de la sociedad y concretamente, de los jóvenes.

    Y sin embargo, hoy es más actual que nunca esta propuesta ante una sociedad en el que la lucha por los grandes ideales ha entrado en crisis. Y las cumbres de Gredos vuelven a ser una escuela para que el joven saque todo su potencial, se conozca a si mismo y cultive su personalidad.

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    ‘En Gredos se canta y se ríe en la tempestad’. Hay una fortaleza humana que la vida en la Naturaleza ayuda a cultivar. El tener que hacer frente al clima, no siempre suave, de la alta montaña. El contraste entre el frío en la noche o el calor agobiante en las subidas a las cumbres al mediodía. Las tormentas que te obligan a guarecerte con todos tus compañeros en la tienda de campaña, cantando canciones y riendo juntos, hasta que se pasa el temporal. Todo en la Naturaleza ofrece una aspereza a la que el joven no está acostumbrado, pero que le va haciendo más resistente, más fuerte.

    El reto que supone la montaña, reflejo del reto de crecimiento personal que propone el campamento, marca un talante que saca en el joven lo mejor de sí y le hace crecer. Superar nuestras propias marcas, vencer nuestros miedos, ir más allá de nuestros límites es pieza clave en esa forja de hombres que es el campamento y que no debe olvidar quien educa a los jóvenes.

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    ‘En Gredos la noche ilumina cuajada de estrellas’. Esa fortaleza y espíritu de superación y lucha, se encauza hacia los más altos ideales, al latido ardiente de las estrellas en la noche. El joven tiene energía, una fuerza que no hay que apagarla o suavizarla, sino que hay que darle un ideal para gastarla. ¿Qué puedes hacer en grande con tu vida? ¿Por quién estás dispuesto a entregarla? ¿Qué quiere Dios para ti? Un mundo entero que hay edificar según el corazón de Dios se abre como la misión encomendada por el Padre Creador que ama con ternura a todos sus hijos y no quiere que ninguno se pierda.

    ‘Y la luz de ellas es fe que te guía en la oscuridad’. Ideales por los que merece la pena vivir. Pero que muchas veces se ven oscurecidos por el cansancio, nuestra propia fragilidad o la de los que nos acompañan en el camino. Toda una tercera etapa del campamento educa en la constancia, en la fortaleza del día a día, en esa lucha por mantener la luz en medio de la oscuridad. Si la tenacidad ha sido siempre forja de los grandes hombres, hoy es imprescindible cultivarla como virtud entre nuestros jóvenes.

    ‘En Gredos las aguas son puras y bajan cantando’. Aguas cristalinas, que en su pureza irradian alegría. Reflejo del modelo que se presenta a los jóvenes en el campamento. También ellos han de vivir la pureza, luchar por dominar y ordenar sus pasiones, sentir la alegría del joven que vive ordenadamente su sexualidad. Una de las luchas más costosas para un joven, pero que en el campamento aprende a vivir. El esfuerzo y dominio de su propio cuerpo, la generosa entrega olvidándose de sí mismo, preparan al muchacho para cultivar la virtud de la castidad.

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    ‘Y el alma —imitando- desea vivir la humildad’. Un esfuerzo, un vencimiento, que no hace soberbio al joven. Pues el campamento cultiva también la sencillez, la humildad, el reconocimiento de los propios fallos, mirándolos de cara, sin ocultarlos. En charla personal con el educador cada acampado aprende a abrir su corazón y exponer con franqueza su realidad, para proponerse metas y seguir mejorando. Para levantarse cuando se haya caído. Para subir bajando la cumbre de la santidad. Es esa reciedumbre que hace falta para reconocer tus errores y seguir caminando. Asume y avanza.

    ‘En Gredos las nieves de cumbres hablan de la Virgen’. La mirada se alza a las cumbres, que incluso en el verano aparecen salpicadas con neveros que atraen la mirada. Y que en su limpieza nos están hablando de la Virgen. Ella es el modelo para los jóvenes acampados. Pero más aún, es el gran amor de estos hombres. Por que la verdadera forja del hombre se hace en fuego del amor, del mayor amor de todos. Sin la Virgen, sin el amor a la Madre, no habría militantes, los jóvenes no encontrarían la fuerza para vivir así. Porque no se puede ser militante sin estar locamente enamorado de la Virgen.

    ‘Y todo te grita que Ella es la fuerza que alcanza tu paz’. Ella es la fuerza para el alma, quien nos enseña a vivir también como hombres la ternura y el cariño. A saber expresarlo en los más pequeños detalles. A ser cauce de un verdadero amor. Que, especialmente en los jefes de escuadra y educadores, se traduce en entrega, cuidado, protección, olvido de sí, auténtica paternidad espiritual.

    Quizás sea esta una de las mayores aportaciones en la forja de su personalidad para los jóvenes que asisten al campamento. Sentir la presencia cercana de hombres, auténticos padres del alma, que les educan, es la mejor referencia que les enseñe a ellos a ser también hombres y padres el día de mañana.

    ‘¡Oh, Virgen de Gredos, bendita!’,  desde tu grieta de Gredos, bendice a estos jóvenes, forja en ellos, labrados en roca, los hombres que nuestro mundo y la Iglesia necesitan.

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  • MUCHO MÁS QUE UN SIMPLE CAMPAMENTO…

    MUCHO MÁS QUE UN SIMPLE CAMPAMENTO…

    El desarrollo personal que se adquiere en estos campamentos es impresionante si el joven es capaz de descubrir el por qué de cada momento del día: de cada actividad, de cada exigencia…

    En estas líneas voy a tratar lo que ha supuesto para mí el campamento como subjefe del mismo. Voy a hacerlo a través de dos niveles: nivel humano y nivel espiritual. Comienzo por el nivel humano:

    Ser un miembro del grupo organizativo del campamento implica muchas aptitudes que no se tienen normalmente. La organización de asambleas, el hablar en público, la seriedad, el valorar el trabajo de otros, y la capacidad de crítica y autocrítica son campos en los que yo he visto una mejora en mi propia persona. Son aptitudes que hoy en día tanto en el campo profesional como en el campo de la vida ordinaria son necesarios.jefes de campamento

    Saber hablar en público sin ponerse nervioso, sin tener tics, creyéndote y valorando lo que estás contando…es una capacidad que todos deberíamos tener y que, sin embargo, poca gente tiene. En la universidad, o por lo menos en la que yo estudio, hablar en público se realiza todos los días y siempre hay gente que no pregunta dudas, que no aporta ideas o conclusiones, simplemente porque le da miedo hablar en público o porque cree que su opinión no cuenta. Gran error. Una persona sin iniciativa, sin valorar sus propias ideas… ¿dónde llegará? Como decía Charles Chaplin: “Hay que tener fe en uno mismo. Ahí reside el secreto…Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso.” En este campamento hemos hablado en público innumerables veces: asambleas, reuniones de jefes, puntos de oración, movilización del campamento…Parecen cosas sencillas, y es verdad lo son, pero tienen un gran poder.

    Valorar el trabajo de otros y la capacidad de crítica. El mundo de la universidad y profesional se caracteriza por el trabajo en equipo. ¿Sabes trabajar en equipo? Como todo, esta faceta debe ser trabajada y desarrollada. Y  qué mejor forma que formando parte de la organización de un campamento  de desarrollo personal donde los jóvenes que participan no sólo vienen a pasarlo bien, sino que pretenden alcanzar grandes metas como el conocimiento de uno mismo y el desarrollo de aquellas aptitudes más flojas de su persona.

    Este campamento además te propone otro reto: encontrarte contigo mismo y con Dios. Para ello, es necesario ser humilde y como dice el Padre Tomás Morales: “Ser pequeño ante Dios es orar. Ser pequeños y orar son dos cosas que forzosamente van juntas.”  La humildad es una virtud que he empezado a conocer estos días de campamento. En el mundo de hoy la humildad es para los “pringados”, sin embargo para nosotros es un valor que queremos llevar a su máxima expresión. ¿Por qué? Muy fácil. Cuando un montañero sube al Casquerazo (pico del Circo de Gredos) observa la inmensidad y la grandeza de la creación, y se da cuenta de lo insignificante que somos. Por otro lado, ser humildes implica ser capaces de entregar la vida al que lo necesita. Ser capaz de servir, de ofrecerse, de trabajar por el otro y no por mi propio y único beneficio.  La frase “hay más alegría en dar que en recibir” se hace realidad cuando se vive. Puede quedar como una frase bonita, pero vivir con esta premisa nos acerca a aquello que anhelamos: la felicidad.

    Este acercamiento a Dios nos lleva a descubrir lo que él quiere de nosotros. “Cristo porque ama, llama.” Esto se traduce en la vocación a la que cada uno de nosotros estamos llamados. ¿Qué es la vocación? Es la forma que cada uno de nosotros tenemos de llegar a Dios, de ser felices plenamente siguiendo lo que Dios un día pensó para cada uno de nosotros. ¿Esto  implica que no somos libres? La respuesta es un NO rotundo, ya que Dios nos prepara un camino que nosotros podemos seguir o no. Cada uno es libre de tomar una decisión con respecto a lo que Él nos propone; eso sí Dios siempre estará con nosotros y buscando que volvamos a Él, aunque respetará nuestras decisiones.

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    Por último, el descubrimiento de la mística campamental y del estilo de vida que se vive en la Cruzada Milicia y que se trata de mostrar a través de este campamento. Un estilo de vida que busca la perfección en cada persona, no para auto gloriarse sino para poner al servicio de los demás todos aquellos dones y aptitudes recibidas. Para mí, una frase de Abelardo que resume todo esto es: “La santidad a través de la perseverancia, y a la perseverancia por medio de las miserias”. Quiere decir que la única forma de perseverar es aceptar nuestras miserias y siempre levantarse una y otra vez cuando se caiga en ellas. Como diría el P. Tomás Morales “No cansarse nunca de estar empezando siempre”.

    Todo esto es apasionante, y la verdad que no sé a quién no le gustaría alcanzar cada uno de los puntos citados. En mi vida, se ha puesto el deseo de que sea así. Ahora toca plasmarlo en el día que es donde más cuesta vivir esto. Pero como todos sabemos, todo lo bueno en esta vida cuesta. ¡Ánimo y a por ello militantes!

    Jesús G. (20 años. Madrid)

    Hay hombres que son fieles una hora y

    son buenos.

    Hay hombres que son fieles una temporada y

    son realmente buenos.

    Hay hombres que son fieles unos años y

    son extraordinarios.

    Y hay hombres que son fieles toda la vida,

    estos son los realmente extraordinarios.