Para pensar… sobre el musical ‘Hijos de la Libertad’

Se cierra el telón pero quedan resonando en el corazón muchas de las canciones y diálogos que uno ha escuchado. Y uno no puede evitar quedarse pensando en algunos de los temas que han salido y comentarlos con aquel amigo con el que uno ha visto la obra. O con uno mismo, sin ir más lejos.

1.- La esclavitud.

Hay una primera pregunta no fácil de responder. Después de dos mil años de cristianismo… ¿no sería honrado decir que Craso tenía razón? ¿No observamos con crudeza que sigue habiendo esclavos –basta mirar a los niños del Tercer Mundo trabajando para multinacionales-, tengan hoy ese nombre u otro? ¿No es cierto que el mundo es así, que tiene que haber pobres para que haya ricos, que unos trabajan para otros? Llegados a este punto, ¿realmente el cristianismo y su igualdad no eran un sueño, una utopía?

Por no hablar de esas otras esclavitudes –la que nos atan a cada uno de nosotros-, de las que ya casi no nos duelen. Cadenas que nos resultan cómodas. Porque la libertad duele. Romper con las cadenas del consumismo, de mis vicios y ataduras, de mis pequeñas o grandes esclavitudes, es liberador… pero cuesta. ¿Soy consciente de mis esclavitudes? Realmente ¿quiero ser libre?

2.- ¿Soy libre?

Onésimo atraviesa por cuatro estados ante la libertad. Pasa de ser esclavo siendo esclavo, a ser esclavo siendo libre y de ahí a ser libre siendo esclavo para acabar por ser libre siendo libre. Más allá del juego de palabras indican cuatro situaciones ante la vida dentro de un proceso de liberación. Sería bueno que me plantease en que momento me encuentro yo y lo que significa cada estadio en mi vida concreta.

Porque puedo ser esclavo y no poder, no querer, liberarme.

O pensar que puedo alcanzar la libertad haciendo lo que me dé la gana, por caminos que cada vez me llevan a ser menos libre. En definitiva huyendo, evadiéndome, no enfrentándome conmigo mismo y mis problemas.

O puedo luchar y alcanzar una libertad interior, aunque las dificultades externas permanezcan o incluso no pueda cambiarlas. Pero ser dueño de mi vida, ser libre porque he descubierto que mi vida tiene un sentido.

Y esa libertad interior me llevará también a ser libre de otras ataduras, a cambiar lo que no es justo, a ser cada vez más dueño de mí mismo, más libre, menos esclavo.

3.- La rebelión.

En la obra aparece una gran pregunta. ¿Cómo conseguir cambiar una estructura injusta? ¿Cuál es el camino, cuando hay hombres que se benefician de ella y que no quieren cambiarla? ¿Es legítima la rebelión? ¿Es la revolución el camino?

Y es que no pocas veces en la historia de la Humanidad los hombres han seguido ese camino. Quizás con ideas justas en un inicio, pero muchas veces –por no decir todas- acabando en procesos sangrientos que han llevado al asesinato y al terror a miles de personas.

En el fondo se nos propone el camino del cambio del corazón, precediendo al cambio de las estructuras como fórmula para resolver las situaciones injustas. Porque unas estructuras justas llevadas por hombres injustos acabarán cayendo en la misma injusticia que criticamos. En realidad así se acabó con la esclavitud en el Imperio Romano. ¿Es ese el camino también hoy? ¿Cómo se concreta ese cambio de corazón? ¿Somos conscientes de las injusticias que hay en nuestra sociedad para que pueda cambiar mi corazón y mis acciones concretas ante ellas?

4.- La vida y la muerte.

En esa revuelta mueren romanos y esclavos. Pero la muerte sigue presente en otros momentos de la obra. Especialmente en el asalto en Roma a San Lucas. Una muerte que ronda, que danza alrededor de los distintos personajes: esclavos y romanos, Lucas y Onésimo, San Esteban como recuerda Pablo en sus sueños y el propio apóstol, con la espada cerca de su cuello.

Onésimo malherido pregunta a Lucas angustiado, ‘¿voy a morir?’. Pablo exclamará ante las amenazas de Lelius que para él la muerte es una ganancia, que tiene ya ganas de ir al encuentro con Cristo…

¿Cuál es mi actitud ante la muerte? ¿Por qué Pablo no le tiene miedo y nosotros sí? ¿No nacerá de ahí su auténtica libertad? Porque si uno ya no teme a la muerte, ¿a qué ha de tener miedo?

5.- El testimonio cristiano.

Onésimo comienza su camino de acercamiento al cristianismo al experimentar la caridad de Lucas hacia él. Un estilo de vida nuevo que le lleva a interrogarse a fondo. Y junto a ello un anuncio explícito de Pablo del Señor que da la libertad. Cristo como fuente de ese amor incondicional.

Si soy cristiano he de preguntarme por cómo es mi testimonio en estos dos sentidos. Si mi vida responde a los valores que proclamo, con la referencia central del amor y la caridad. Y también si mi boca canta y cuenta las alabanzas del Señor. Si con mis palabras consigo llevar luz y esperanza ante tanta oscuridad y temor como hay hoy en el mundo.

Y con sencillez preguntarme, en medio de mis miserias y limitaciones, ¿soy testigo creíble del amor de Dios? Y levantar la mirada y encontrar también esos testigos vivos del Dios de la vida que me ayudan y alientan con su ejemplo en mi camino.

6.- El perdón

‘¿Perdón? ¿Amor? Me costará mucho entender esta nueva forma de vivir’, comenta Craso al final del musical. Fue en verdad un estilo de vida nuevo que no existía en la antigüedad. Y es que el perdón como valor es algo que aportó el cristianismo, aunque hoy lo tengamos ya en nuestra cultura como algo normal.

O no tan normal, porque sigue siendo un reto que a veces parece insalvable el de perdonar a quien te ha ofendido, el de llegar a amar al enemigo. Y miles de conflictos –pequeños y familiares, grandes e internacionales- se hayan envueltos en la diabólica espiral de la violencia y de la venganza. Una espiral que sólo se puede deshacer con un verdadero deseo de perdón y reconciliación.

Porque, pensando en mi propia vida, en mis luchas y conflictos… ¿estoy dispuesto a perdonar y a recomenzar de nuevo? Como Craso me abro a esa posibilidad de aprender y diré…‘¿Perdón? ¿Amor? Me costará mucho entender esta nueva forma de vivir’… ¿O haré mía esa frase que tantas veces repetimos ‘ni olvido, ni perdono’?

Tomado de la web www.musica.sanpablo.es/hijosdelalibertad