Etiqueta: Oración

  • Volver a casa por Navidad…

    Volver a casa por Navidad…

    Estamos en pleno Adviento y se acerca la Navidad a toda máquina pero, ¿se nos acerca a todos por igual? Y más importante aún, ¿se acerca nuestro corazón? Este año yo estoy lejos de casa así que la relación con mi familia se ha reducido, lo que hace que cada muestra de cariño valga el doble y sepa tres veces más rica. Voy planificando el día en que voy a volver a casa, qué día voy a quitarme de estudiar para salir a comprar regalos al Fnac, qué maleta voy a llevarme y si me hace falta llevarme toda la ropa o sólo la justa, etc. Y todo esto, va calentando el corazón para coger a los tuyos con ganas cuando llegas a casa. Se parece a la frase de Pablo Sanz en su canción “Compondré”: “Prepararé el corazón cada vez que nos veamos, y ya seré feliz antes de darte un abrazo”. Un temazo.

    Estar lejos de casa ayuda a valorar el lujo de “volver a casa por Navidad” y poder pasarlo en familia pero, ¿preparo mi corazón igual para Dios? ¿Espero con ganas ya mi rato de oración a solas o la misa de Navidad? ¿En qué se diferencia mi Navidad de la del resto de mis amigos?

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    Venimos de la fiesta de la Inmaculada, tenemos que tener energías renovadas para llevar a la práctica nuestro deseo de intimar con Dios, de “echar tripa cervecera con Dios” como dice un amigo mío. Igual que quien sale a tomar algo con los amigos día sí y día también, lo importante no es tanto el hablar de esto o aquellos, sino el placer de dedicarse tiempo y pasarlo juntos. De igual modo, no vas con ningún objetivo especial a la oración, vas a estar con Él, ¡y qué rico sabe cuando es así!

    En estas fechas vamos a sacar tripa de rebozados y mazapanes, tripa de cañas/zumos con los amigos, etc. ¿y no vamos a sacar tripa también con Jesús en las fiestas de su cumple?

    En el libro de Jacques Philippe La oración camino de amor, explica que la relación de Dios con la humanidad no es cuestión de cuentas totales o balances anuales, no dice: “Hummm, este año ha ido bien, ¡he recibido 30 sacos de amor en total!”. Para Él las cuentas van individualizadas y, aunque el resto de la humanidad le ame, si hay un hijo que no, su corazón seguirá anhelando su cariño.

    La clave es: dado que tú eres distinto decualquier otro, Dios te ama de una forma única y, dado que no habrá nadie como tú, sólo tú puedes amarle como le amas, y aquel amor que le des nunca podrá ser reemplazado por el de ningún otro.

     Lo mismo pasa con unos padres y sus hijos; si uno se muere, aunque el resto sigan ahí amándolos, ningún hijo ni presente ni futuro podrá llenar el vacío que ese hijo ha dejado. Y saber esto no es ninguna esclavitud, ¡es una pasada! Dios espera tus buenos días y tus buenas noches tanto o más que tu novia o tu madre, desea irse de cañas contigo y pensar en el futuro, desea descansar contigo y actuar a través de ti, porque no podrá actuar a través de otro igual que a través de ti. Es la vieja historia de la página 13 del primer tomo de la segunda edición del Manual de Militante: lo que no hagas tú no lo podrá hacer nadie, y se quedará sin hacer. ¡Pues he ahí!, el bien que Dios pueda hacer a través de ti no podrá hacerlo a través de nadie más, porque tiarrón, por suerte o por desgracia, ¡no hay ni habrá otro como tú!. Dios te necesita, eres el lateral titular de equipo.

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    Él tiene ganas de que vuelvas a casa por Navidad, ¿y tú?

    D. Díez (Madrid)

  • INMACULADA CONCEPCIÓN

    INMACULADA CONCEPCIÓN

    Tan sólo un día para el cumpleaños de nuestra Madre. Mañana es 8 de Diciembre, día de la Inmaculada Concepción y su Milicia se prepara para esta fecha tan señalada.

    Probablemente sea uno de los días más especiales para la Institución y para cada uno de los que formamos parte de ella. Y por ello, no queremos que sea un día más…

    Cuando es el cumpleaños de nuestra madre es un día especial. Hay comida rica, regalos, se reúne la familia…Eso es lo que vamos a hacer nosotros: reunirnos entorno a ella, nuestra Madre y nuestra Guía.

    Para ello, el día 7 (hoy) a las 21:00 la Virgen te espera en la Parroquia de Santa Teresa y San José, Padres Carmelitas. Va a ser una celebración por todo lo alto en la sala donde empezamos con aquellas primeras vigilias en Plaza España, Madrid.

    Durante la vigilia, tendremos testimonios, confesiones, rosario, y sobre todo la oportunidad de encontrarnos con Él.

    Acuérdate de traer las alegrías del último año para dar gracias y celebrarlas junto a Ella, y sobre todo los problemas y peticiones con los que necesites que te eche un cable.
    Que siempre le decimos de «a ver si quedamos» pero luego nada.
    Te espero con gran alegría la noche del 7 de diciembre a las 21.00h.
    ¡Nos vemos allí!

    Pd: Esta vigilia se hará también en Burgos (a las 22:00 en C/ Azorín, 2 (09005) – Burgos en la Residencia de las Hermanas Angélicas); Pamplona; Cáceres…

     

  • Encuentro de oración para los más jóvenes.

    El curso comienza, ¡con novedades!

    Los jóvenes que empiezan 1º, 2º o 3º de ESO tendrán un Encuentro de Oración para iniciar su nueva andadura en la Milicia de Santa María.

    Las fechas serán del 6 al 8 de septiembre, y el lugar en Dueñas, Palencia.

    El resto de la información se puede encontrar en el siguiente pdf.

    Encuentro oración MSM

  • Jornadas de Semana Santa 2013 en Rozas de Puerto Real

    Exif_JPEG_PICTUREHan sido mis primeras Jornadas de Semana Santa en España. En Lima ya he ido tantas veces que no recuerdo el número, pero siempre han sido distintas unas de otras, pues el Señor hace las cosas nuevas siempre, y esta vez, definitivamente, no sería distinto. Cabe mencionar la importancia de la preparación previa, es decir, haber vivido la Cuaresma como Dios manda. Es una de las cosas que más me gusta de nuestra Iglesia, que es madre y maestra, y nos ayuda por medio de estos tiempos litúrgicos, a través de las lecturas y oraciones a meternos de lleno en los Misterios que nos invita a celebrar. Aunque creo que pude haber hecho más, me parece la viví mucho mejor que otros años, y se lo debo sobre todo a las actividades de la Milicia y a la ayuda que brinda la Residencia Universitaria de Écija en Madrid, donde actualmente vivo, siendo la oración de la mañana y el balance nocturno, claves en ese camino.

    Los de Madrid partimos el Jueves Santo a media mañana hacia Rozas del Puerto Real. Allí nos alojaríamos en el Seminario Menor de la Diócesis de Getafe, que nos lo habían dejado como en años anteriores. Al llegar nos recibió la lluvia, nada raro para la zona y por la temporada. Luego ya no nos dejaría, con excepción del sábado santo, día dedicado a la Virgen.

    Para mí fue una nueva experiencia en todo sentido, más allá de las causas obvias, como podrían ser el número de personas, el lugar, el clima (en Lima están en verano) o el país. Parece que  todo ello se ordenó para redescubrir algo que destaco después de vivir esta experiencia: “la alegría que trae el compartir la fe”. Me parece interesante mencionar que a pesar de ser de tan lejos y de no conocer a todos los militantes, en todo momento me sentí parte de una gran familia, y familia en el sentido más profundo de la palabra, donde uno es acogido no por lo que tiene sino por lo que es, y esto, me parece, se explica por el don de la fe.

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    Los paisajes que circundaban el Seminario, que se podían contemplar a pesar de la lluvia, eran bellísimos y me ayudaron para la oración más de una vez, me evocaba a las gracias espirituales que brindaba el Señor gratuitamente en esos días santos.

    En total fuimos unos cincuenta. Hubieron cuatro grupos de medias y dos de universitarios. Yo integré uno de estos últimos. Entre los grupos nos rotábamos las labores del servicio de cocina: servir, recoger y fregar, educativo cien por cien, la convivencia en el servicio siempre ayuda a salirse de uno mismo. La dinámica de actividades fue muy similar a  la que se tiene en Perú: Oración, estudio, deporte, bincas, asamblea del día, los Oficios por las tardes, con algunas variantes, pero de menor importancia. De las muchas actividades que tuvimos me quedaría con los Oficios con el pueblo y con la visita al alberge de ancianos de Rozas. En los Oficios fue nuestro grupo el que organizó prácticamente toda la Liturgia: el sacerdote, que ya conocía la Milicia de años anteriores, nos dejó que la llevemos. Fue también, por lo tanto, una experiencia de evangelización. La experiencia del alberge fue una excelente oportunidad de dar un poco de lo que estábamos recibiendo en estos días. Estas personas por su condición no podían participar de los Oficios, por lo que de algún modo pudimos llevarles en nosotros a ese Cristo que muere y resucita por amor a la humanidad.

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    Otra actividad fuerte fue la velada que tuvimos los universitarios, de jueves para viernes, haciendo turnos de oración de una hora. Esto fue también algo nuevo y muy provechoso para mí. En ella me vino una idea que me ayudó a vivir mejor las jornadas. No fue ningún descubrimiento, sólo fue una claridad nueva sobre una de las virtudes de la Virgen, quizá la más importante, la fe, y que luego tuve la oportunidad de compartirla con los demás durante los puntos de la oración del sábado por la mañana.

    Y me quedaría mucho por mencionar, las experiencias de las asambleas, la misión puerta a puerta el nada más llegar, el deporte, charlas de formación, el festival, etc., momentos que quedarán en el corazón, pero que han hecho que cada vez este más convencido del bien que hace la Milicia a la juventud, sea donde sea. Los jóvenes tienen sed de Dios, antes y ahora también. Veo lo que hace en mí y deseo lo mismo para todos esos jóvenes que esperan ansiosos un testimonio que encarne a Cristo resucitado, razón de ser de quien vive una Pascua inacabable.

    Eder F.

  • Impresiones de Convivencias de Navidad Universitarios

    Impresiones de Convivencias de Navidad Universitarios

    1122_10200365900295876_783948025_nDel dos al cinco de enero, en un pueblo pequeño de la provincia de Madrid, en un convento construido hace más de cuatrocientos años -saqueado por el Francés, recuperado, desamortizado, devastado durante la Guerra civil (origen de ocho mujeres mártires), reconstruido y vuelto a poner en pie-. En ese convento donde reposa «la santa Juana», allí estuvimos unos cuantos militantes de convivencias navideñas.
    (Me había propuesto estar más atento y ayudar más en las labores de la casa, pero me temo que estuve un poco gandul.)
    Por la mañana, el «pack milicia», esto es, oración, misa yyyy desayunoEstudio (¡somos sacerdotes por el bautismo, podemos ofrecer a Dios nuestro estudio!).Bincas (poco a poco mi corazón se abre a otro corazón, y en éste y en otros vamos caminando hacia Cristo). ¡Toledo! y un gran guía en una gran ciudad. Velada con canciones, ¡y Pablo que nos enseña a componer una canción! Balance de fin de día, de acabar como empecé, con Dios Padre. ¿Y María? Ella seguro que ha estado con nosotros, sin que se la vea, discreta, pero acompañante.
    ¡Hey!, ¿no te apuntas a las próximas? Seguro que en Semana Santa hay algo por ahí…
    ¡Larga vida a los cocineros…!
    ¿Cómo llevaremos al Niño Jesús a nuestros compañeros? ¡Estamos a tiempo!
    Alfonso B. (Madrid)
  • Ejercicios Espirituales con la Milicia de Santa María.

    Toda Tanda de Ejercicios Espirituales comienza con una propuesta desinteresada que el Señor nos hace a cada uno de manera directa o indirecta a través de alguien cercano. Todo aquello que es de provecho para el alma, siempre tiene sus pequeñas trabajas que intentarán apartarnos de aquello que Dios nos tiene preparado: Planes mejores, estudios, vacaciones con familia y amigos, días de relax y descanso en casa. Serán algunas de las trabas que “El mundo” intentará ponernos en nuestro camino.

    Cada Tanda de Ejercicios nos ofrece muchísimo por muy poco. Ratos de meditación, modelos de vida para alcanzar la santificación, vivencias personales en la vida cotidiana, celebración diaria de la Santa Misa, exposición del Santísimo, sacramento de la Confesión… Todo esto a cambio de ocho días en silencio, pieza clave de los Ejercicios Ignacianos, permitiendo al ejercitante escuchar a través del alma todo aquello que El Señor lleva queriendo decirnos tanto tiempo.

    Una Tanda de Ejercicios Espirituales se compone de ocho días. En cada uno de los cuales se exponen los Puntos del día que nos servirán como base y principio en la oración, acompañados de lecturas formativas (La pureza en el Ser Humano) durante el desayuno, la vida de un santo (San Francisco de Sales) durante la comida y la cena, además de una plática diaria sobre un tema específico.

    En un primer momento, personalmente concebía los Ejercicios Espirituales, como el momento y situación idóneos para reflexionar sobre la situación y problemas personales. Poco después, en los puntos del día, se explicó que los Ejercicios Espirituales no eran precisamente para reflexionar sobre problemas y situaciones tanto pasadas como futuras, sino que su principal finalidad es permitir un encuentro más cercano y profundo con el Señor. “Ocúpate de mis cosas y Yo me ocupare de las tuyas”.

    Al comienzo de los ocho días, el silencio quizás fue la parte que más me costó asumir, sobre todo durante las comidas o cuando te encuentras con alguien por los pasillos. Pero a medida que pasan los días es algo a lo que te vas acostumbrando y finalmente acabas considerándolo normal e implícitamente necesario para estar sumergido en el oración y en el encuentro con el Señor. El tiempo durante los días de Ejercicios  transcurre asombrosamente rápido, pero si vuelves la mirada hacia horas antes, las horas parecen días.

    El arduo calor de la capilla y el suave frescor de las habitaciones fueron decisivos a la hora de decidir el lugar escogido para nuestra oración personal. Haciendo de esto, en numerosas ocasiones, motivo de penitencia y consolación del espíritu por estar un poquito más cerca de Aquél que tanto nos ama y espera pacientemente nuestra presencia junto a Él.

    Los días pasan y la monotonía comenzó a ser un enemigo presente en los Ejercicios. La lectura de las Sagradas Escrituras, la meditación sobre los puntos del día, y una oración humilde y profunda, fueron las perfectas armas contra la lucha de una monotonía desenvuelta entre las mismas paredes, escaleras y habitaciones.

    Quizás como la mayoría de la gente que realiza ocho días de Ejercicios Espirituales la primera impresión que tiene de sí mismo es la de: “Me voy a comer el mundo”. A la salida de Ejercicios me encontré en una sensación de plena felicidad y tranquilidad en el alma, una sensación que con el paso de los días vuelve a su estado normal. Esto es algo que quizás haya que combatir ya que los verdaderos Ejercicios no deben acabar a los ocho días, sino que deben empezar cuando uno sale del lugar donde los recibió. Es decir, mantener la oración con el Señor, seguir ofreciéndose y sacrificarse por amor a Dios, etc. Probablemente esto fue uno de los propósitos en el que antes encontré dificultades en continuar realizando. Difícil, pero no imposible.

    Tras estos ocho días me di cuenta de muchas cosas en mi vida que debían cambiar y ser corregidas por amor a Dios y a los demás. Y no solo quedarme yo mismo con el mensaje aprendido, si no llevárselo a todos aquellos con los que diariamente convivo y me relaciono, perdiendo el miedo al qué dirán o qué pensarán. Doy gracias a Dios por haberme concedido esta providencial oportunidad de acercarme un poco más a Él, a través de esos maravillosos ocho días que marcaron mi vida hacia el camino a la santidad.

     Pablo C., (Palencia)

  • Convivencias de militantes en Bera. ¡Qué experiencia!

    Bueno, para mí estas convivencias han sido de las mejores a las que he podido ir. La verdad que los dias que estuvimos en Bera fueron muy intensos ya que cada dia estaba plagado de muchas actividades. Sin duda las actividades que más me gustaron fueron:

    -La visita a la residencia de ancianos ya que pudimos disfrutar con ellos cantando y bailando durante un buen rato. También pudimos compartir con ellos la Eucaristia en la capilla de la residencia. Yo creo que sin duda fue uno de los grandes momentos de las convivencias, ya que con unas canciones y una gran Eucaristía hicimos felices a muchas personas que quizá no se esperaban que les llevasemos nuestra alegría aquella tarde.

    – La visista al santuario y a la casa natal de san Ignacio de Loyola. Aquel día tuvimos uno de los grandes encuentros de fe. La visita por los lugares por los que él vivió, terminó como mejor  lo podía haber hecho: una Eucaristía inolvidable en la capilla de la conversión. Para mí aquel rato fue verdaderamente intenso gracias a toda aquella atmósfera que allí se respiraba y te aceraba verdaderamente a Dios. Fue un día inolvidable.

    – Y el momento más importante sin duda fue, la visita a Lourdes. Aquel día me acuerdo perfectamente de esa hora de oración individual en la que nos dispersamos. Temía el no saber qué hacer yo solo tanto tiempo, pero encontré a esa Madre que me esperaba a mí, y a todos los militantes en la gruta y que nos acompañó durante aquel día. También me acuerdo del rosario de las antorchas en el que multitud de personas unidas por María iluminaban aquella noche. Sin duda aquella visita a Lourdes ha sido una gran experiencia.

    A parte de esas visitas estas convivencias han tenido muchos pequeños momentos que completan la experiencia. Sin duda no hubieran sido lo mismo sin el deporte, los ratos en la capilla del colegio, alguna discusión con los compañeros de habitación, los ratos de bincas, los baños en la playa y en el río del pueblo, y sin duda no podrían haber sido las mismas sin todas las personas que estuvimos allí.

    En definitiva durante esos días en Bera hubo momentos para todo y pude aprender y disfrutar mucho con esta experiencia.

    Octavio O., (Murcia)

  • Confianza en la Providencia.

    Del 7 al 15 de agosto ocho militantes tuvimos la oportunidad de hacer una tanda de Ejercicios Espirituales con la Milicia de Santa María. Días deliciosos, de paz y calma, fueron dirigidos por el p. Santiago M. y Jaime M.

    Quince días después, echo la vista atrás y no puedo sino sentirme agradecido a Dios por todo lo que recibí en esos magníficos días.

    Siempre cuesta entrar en el clima adecuado para ellos, y la verdad es que los primeros días anduve en medio de mucha lucha por calmarme, para lo cual ayudaba mucho el silencio de mis compañeros. Había sido un año duro, y necesitaba reflexionar sobre cómo estaba y, sobre todo, hacia dónde quería ir.

    Naturalmente, los días no fueron del todo tranquilos, siempre anda por ahí la distracción y las tentaciones para sacarte de Ejercicios, pero al final triunfó el Señor, que se derramó con abundantes gracias. Sentir la presencia del Señor, la naturalidad del trato en la oración, el saber que no tenía ninguna prisa por nada, crearon el clima ideal para que Dios empezara a hablar y me demostrara una vez más cuánto nos ama, y que quiere lo mejor para nosotros.

    En mi caso, se reforzó la fe y la confianza en el Señor, que es la piedra angular de toda vida cristiana, y me recordó que, en el fondo, Dios nos pide una cosa: “ocúpate de las cosas del Señor, que el Señor se ocupará de las tuyas”. Algo que personalmente yo interpreto como un salir de mí mismo para dar a los demás, no ser egoísta ni egocéntrico, y dejar que sea la Providencia quien actúe en mi vida, transformándola hasta en lo más pequeño. Si hasta los cabellos tenemos contados, ¿a qué viene tanto sufrimiento por el futuro? Bien nos recuerda el padre Morales que para cumplir bien con la Providencia, en tiempo de desolación no hay que hacer nunca mudanza. Ignacio tenía razón…

    Esa es la más grande convicción y deseo que me llevo de Ejercicios. Ahora viene la parte más larga y difícil: ponerla en práctica. Pero, como dice el salmo, “el Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?”

    Dios siempre estará ahí, tanto si subimos hasta la cima como si descendemos hasta el abismo.

    Bernardo C., (Madrid)

  • Impresiones de campamento 2012 Dan G.

    Impresiones de campamento 2012 Dan G.

    El Señor siempre nos sorprende. El campamento de este año no podía ser una excepción. Yo pensaba que también este año me tocaría ser jefe de escuadra. Sin embargo, dos meses antes de que empezara me enteré de que me tocaría estar dentro del equipo de dirección. La noticia no me sentó muy bien pues el año anterior salí con muchas ganas de retomar la tarea de jefe para seguir creciendo en todos aquellos aspectos en los que me había visto superado. La preparación del campamento fue un tiempo de incertidumbre por no saber qué me iba a encontrar a partir del día 1 de julio. Lo que he descubierto es una manera distinta de vivir el campamento.

    Haciendo un repaso general de estos quince días tengo la sensación de no haberlos aprovechado al máximo. La tarea de subjefe de campamento, la que al final se me encomendó, no supone el mismo trabajo y tensión que la de jefe de escuadra. Uno vive más relajado, con más tiempo, un poco fuera de la actividad. Es más costoso estar encima de uno mismo para corregir tus fallos. Es como si uno pasara por Gredos sin que Gredos pasara por él. Conociéndome, que tiendo a ver más intensamente mis fallos que mis aciertos, busqué algo bueno de mi nueva función. Así encontré la clave: “Yo no he elegido ser subjefe de campamento. Ser subjefe supone estar en campamento con otro ritmo. He de buscar la manera en que Dios quiere que lo viva.”

    Me parece que esa clave es el servicio. Yo no soy subjefe para crecer yo, para pasármelo bien o para recibir grandes toques del Señor. Yo soy subjefe de campamento para entregarme a los demás, para que otros crezcan, se lo pasen bien y tengan esos toques del Señor. No es que yo no necesite esas tres cosas o que no se den en mi campamento. La cuestión es que yo no vengo para recibir, que ya he recibido mucho, sino para dar. Para olvidarme de mí, para vivir la campaña de la Visitación. Solo viviendo en esa clave, solo si no estoy todo el día pensando en si me está sirviendo para crecer, si estoy a gusto, en si el Señor me habla o no me habla en la oración… Solo viviendo así, haré un buen campamento. El resto, se nos dará  por añadidura. Se trata de cambiar una manera de ver las cosas. Pasar de estar fijándome en qué tal me ha ido a mí para confiar en que si hago lo que tengo que hacer, o al menos me esfuerzo en hacerlo, el Señor cuidará el resto. Es el reto de creer en el amor de Dios. De que por muy mediocre que te parezca tu vida el Señor puede hacer obras grandes con ella. De dejarle a Él hacer tu vida aunque pienses que está mal hecha. Ya no es tan necesario sentir el amor de Dios. Basta con creer en él.

    Vuelvo a mirar al campamento desde esta perspectiva y no  me queda sino aceptar lo que hay. También se lo ofrezco al Señor a pesar de que no lo hallo de mucho de valor. Veo cuantas veces he sido incapaz de salir de mí mismo para dar aquello que verdaderamente necesitaba el campamento. Veo también las veces en que no he querido tener ese pequeño detalle que tenía en mis manos. Y encuentro un motivo para la esperanza. Aunque he hecho muchas cosas mal, he hecho otras muchas que han ayudado a la marcha del campamento. Aunque pudieran haber salido mejor, aunque hubiera podido entregarme más, ahí están. El campamento ha salido adelante. No sé cómo pero he amado. Me queda aprender y seguir mejorando. Tenemos la promesa de que “nada nos separará del amor de Dios”. Poco a poco Dios irá sacando más y más amor de mí. Aunque ahora me parezca imposible de conseguir. Pero sucederá.

    A los jefes de escuadra. Vosotros también estáis descolocados por lo que acabáis de vivir. Quizás os apena el no haber disfrutado de campamento como otras veces. No importa. Vuestra alegría debe ser que habéis amado con el corazón de Cristo, a pesar de vuestros pecados. Habéis hecho lo que tenías que hacer, el resto, ¿qué más da?

    Dan G.

    20 años