Etiqueta: P. Morales

  • La paz que brota del corazón. Ejercicios Espirituales.

    La paz que brota del corazón. Ejercicios Espirituales.

    El P. Morales habla sobre los Ejercicios Espirituales y sobre la paz, sobre la verdadera paz.
    La Milicia de Santa María tendrá la próxima tanda de Ejercicios Espirituales en el puente de carnavales. ¿Quieres participar? ¿Conoces a alguien que necesite participar? Colabora en la acción difusora del Evangelio, conviértete en apóstol de los Ejercicios… Gana la Indulgencia plenaria, vuelve a empezar desde cero con Dios, experimenta Su Amor para contigo… Él te espera…

    Los Ejercicios espirituales empezaron siendo de cuatro días de duración. Como ellos pedían más, ya en 1948 hubo dos tandas de seis días completos. Y como todavía les parecía poco, en 1949 empezaron a celebrarse dos tandas anuales de ocho completos. Esta costumbre duró hasta que en 1956 empecé a dar tandas de mes, siguiendo en todos los detalles el esquema ignaciano.

    En estos Ejercicios se exigía rigurosamente el silencio. Aplicando la consigna de Pablo VI, se excluían de ellos «actividades propias de la dinámica de grupo: discusión de problemas religiosos, mesas redondas, encuestas». Todo esto tiene su puesto en la Iglesia, pero «no encaja en el marco de unos Ejercicios. Lo propio de ellos es que el alma, a solas con Dios, se disponga generosamente a encontrarse con Él».

    A los que no eran capaces de guardarlo, se les obligaba, con firmeza y suavidad al mismo tiempo, a abandonar la tanda. A los que permanecían se les enseñaba a hacer oración y penitencia, forzándoles suavemente a ello con la insistencia continua y el ambiente de recogimiento que poco a poco iba conquistando a todos. Se les mantenía en actividad incesante para que humanamente no pudieran aburrirse. Es verdad que las primeras horas, todo el primer día, se les hacía cuesta arriba.

    Pero como por amor a la Virgen se les incitaba a perseverar en el esfuerzo, una paz desconocida les empezaba a inundar a partir del segundo día, y los acababan rabiosamente contentos, llenos de alegría al tocar a Cristo.

    Así me decía uno: «La primera vez que me invitaron a Ejercicios espirituales y escuché esa palabra dije: NO. La segunda lo mismo. La tercera me derribó la gracia. Llenaron hasta rebosar las ansias que tenía en mi corazón. Desde ese momento mi vida giró 180 grados.

    Comprendí una cosa: esta vida no es la Vida. Me pidieron todo. Lo dejé todo. Y encontré todo».

    Los Ejercicios anuales se completaban con el día mensual de Ejercicios. Eso era, más que un día de retiro. Siempre en una casa de Ejercicios, comenzando el sábado por la tarde para acabarlo a última hora del domingo con la asamblea que tensa los espíritus para la acción apostólica.

    (P. Tomás Morales, S.J.

    Forja de hombres)

  • Responsabilidad con mis riquezas.

    «Sus riquezas han quedado bloqueadas, improductivas por mi falta de responsabilidad.»

     (P. Morales, S.J., Ovillo de Ariadna)

    Hemos nacido y crecido con unos dones, dones  necesarios para  ser «su testigo». Por lo que hemos de plantearnos la utilidad que los damos: ¿ cómo hacemos crecer todas esas cosas buenas que tenemos?  Y nuestras capacidades, ¿hacen vislumbrar el Reino de Dios?

     Ser responsables es esto: hacer crecer nuestras capacidades para que el Reino de Dios se haga presente.



    Para más información:    Mateo 25,14-30.

  • Rasgar las apariencias, vivir de fe.

    Rasgar las apariencias, vivir de fe.

    Hoy termina un año, y comienza otro. Regalo gratuito de Dios para con cada uno de nosotros. Un año que debe comenzar con un acto de fe por nuestra parte: ¡Señor, confío en Ti! ¡Sé que lo que me tienes reservado para este nuevo año, es lo mejor para mí!

    Echemos la vista atrás, y busquemos el rastro de Dios en nuestras vidas como Iglesia. El año que hoy termina ha sido un momento de Gracia, no cabe duda. ¿Seremos capaces de encontrar a Dios Padre, no sólo en los regalos agradables, sino también en nuestras miserias, caídas, limitaciones? ¿Será capaz la Cruzada – Milicia de dar gracias por su pobreza amada y transformada por el Amor gratuito de Dios?

    Los primeros momentos de un encuentro importante, deciden el rumbo del mismo. Por eso, por adelantado, demos gracias a Dios por lo que nos dará, sabiendo que detrás de todo lo aparentemente bueno o malo, está Él, que gobierna el mundo por medio de cosas, acontecimientos, personas. Y Él, es un Padre Misericordioso, que cuida de sus hijos con ternura. ¡Hágase en mí…!

    ¡Feliz año! ¡Feliz tiempo de Dios!

    La fe es un salto en el vacío. Tírate. Y el Padre de los cielos que te dice, yo sí que te veo. Porque eso fue lo que le dijo este padre al niño. Cuando el niño apareció ahí arriba en el balcón decía, pero papá si no te veo.

    – Tú tírate, yo sí te veo. Esto basta. Salta en seguida.

    Saltó, y se encontró sano y salvo en brazos de su padre.

    Dios te salve María, que dé este salto mañana. Venciendo todavía las repugnancias que tengo dentro y que mi soberbia me pone una cantidad de muros tremendos para saltar. Tú, Madre, no veías ni comprendías nada. Pero Dios te invita a dar un salto en el vacío.

    Y lo das. Y dándolo eres causa de salvación para Ti y para todo el género humano. Y por lo tanto para mí también. Y para tu Cruzada – Milicia.

    Ahora la Virgen va a andar siempre en tinieblas, sin saber nada, sin ver, pero dice sí a todo. El que se decide a vivir de amor y fe, a vivir la aventura de la fe, se mete en un mundo en que ya no va a entender nada de lo que le sucede en la vida, porque Dios escribe con unos rasgos enteramente distintos de los que creía que iba a escribir.

    Empieza la aventura de la fe. María rasga las apariencias. Rasgar las apariencias de las cosas. Su fe es como el radar, divisa objetos envueltos en la noche, perdidos en la niebla.

    (P. Morales, S.J.)

  • Los santos inocentes.

    Los santos inocentes.

    La Iglesia Católica celebra hoy la fiesta de los santos inocentes.

    Por ser hijos de nuestro tiempo, los militantes recibimos continuas influencias de él. Una de ellas es vivir la tentación de vivir superficialmente todo. El cultivo de la reflexión que pedía el P. Morales, sigue siendo la mejor vacuna (junto con la vida interior) para no ser superficiales, para no ser manipulables.

    Podemos reirnos de los santos inocentes poniendo un monigote en la espalda del amigo, o podemos caer el cuenta de lo que realmente estamos celebrando. Siempre es lo mismo, ante todo impulso que nos llega: comodidad de la superficie, o exigencia de lo profundo.

    Recién nacidos que son asesinados injustamente, ocupando el lugar de Cristo. Iban buscándole a Él, y sin ellos pedirlo, sin ni siquiera desearlo, son adornados con la gracia del Martirio. Nace en nosotros una santa envidia: morir por Él de una vez, o gota a gota en la fidelidad del trabajo oculto, de una vida entregada…

    ¿Cómo actualizar este testimonio en nuestra vida?

    En cada ocasión de sufrimiento, en cada injusticia que padezco, cuando en mi corazón lo más íntimo de mí dice: «Señor, te lo ofrezco, todo es tuyo…», yo también  puedo ser mártir.

    Y como decía el P. Morales, para salir de esta noche epocal en la que nos vemos metidos, serán necesarias grandes oblaciones, por amor a Dios, por medio del martirio, de sangre o blanco… El mundo se salvará por un puñado de hombres… ¡Que el Niño Dios nazca en nuestros corazones!

    No es hablando, sino sufriendo y muriendo, como estas primicias de los mártires, estas flores de la naciente Iglesia confesaron la fe de Jesucristo. A menudo Dios pide que tú y yo, en medio del mundo, lo confesemos callándonos, ofreciendo. Te calumnian, te persiguen: sufre, cállate. ¡Ah! ¡cuán elocuente testimonio de tu fidelidad es esta paciencia muda! En vano dices que eres totalmente de Dios: corresponde que lo digan tus acciones; trabaja por Dios, sufre por amor suyo.

    «El cristiano no se contenta con seguir a Jesús con sólo palabras que se las lleva el viento. Ni con sólo sentimientos que van y que vienen como la marea. Es roca, y no corcho que se agita a merced de los latigazos de las olas.

    Es lo que pide precisamente para nosotros una de las oraciones de la Misa, «Los Mártires Inocentes proclaman Tu gloria en este día. Concédenos por su intercesión testimoniar con nuestra vida la fe que confesamos de palabra» (oración colecta).

    Martirio blanco.

    La segunda parte del Evangelio del día nos descubre la crueldad de Herodes al degollar a los mártires, pero la primera nos habla del martirio blanco en obediencia a Dios Padre. Nos relata la actitud de S. José. El ángel se le aparece y dice: «levántate, toma al Niño y a Su Madre y huye a Egipto. Estáte allí hasta que Yo te diga porque Herodes va a buscar al Niño para acabar con Él» (Mt 2,13).

    ¡Qué fe y grandeza irradia José! Podría haberse escandalizado ante orden tan insólita, pero no piensa más que en ejecutarla. Cualquier otra persona se turba y desconcierta, pero él permanece sereno, con esa tranquilidad que da el sentirse hijo de Dios Padre.

    El texto del Evangelio es tan sencillo que parece se trata de lo más natural del mundo. Un ángel se presenta, no Dios mismo como a Moisés. Orden inesperada, intempestiva, en la noche. Nos parece que Dios elige el mejor momento para molestar más. ¡Con lo fácil que le hubiese sido cualquier hora del día! «Toma al Niño y a su Madre…» El asunto parece que se complica.

    Política divina de llevarse disgustos y darlos a las personas queridas. Ni critica, ni piensa, ni censura los designios adorables de Dios. ¡Cuánto se le ocurriría oponer a nuestro orgullo y pereza! Atravesar el desierto en la noche. ¡Cómo encontrar el camino y sortear a los sicarios de Herodes? ?A qué sitio de Egipto? ¡Pero si Egipto es tierra idólatra! ?Por qué no donde los Magos? ¡Sería lo razonable, siendo amigos nos facilitarían el negocio! Pero ¿qué medios de subsistencia vamos a encontrar?… «Estáte allí hasta que yo te avise». ¡Ni siquiera el consuelo de saber el fin del destierro!»

    (P. Morales, S.J., Semblanzas)

  • Un Sí definitivo.

    «La Virgen, al decir SÍ en la Anunciación, no sólo no tiene la gloria de aportar algo indispensable para la Redención, el Cuerpo humano de Jesús, sino que graba ya para siempre en su vida la huella de su vocación redentora».

    (P. Morales)

  • La Inmaculada, también el 9 de diciembre.

    Es difícil resumir en unas pobres líneas, la vida que se siente como recibida.

    No es fácil contar Quién es la Inmaculada para un militante, para un cruzado. Sencillamente lo es todo. «La Cruzada – Milicia es María«, y esto, no es sólo una frase bonita, sino que resume la gran perla de la vida de cada militante, de cada cruzado.

    El día 8 de diciembre, todos los militantes, renovamos nuestros compromisos ante la Madre. Van pasando los años, y vamos entendiendo que la Virgen acepta año tras año nuestro compromiso, y lo hace comprometiéndose con nosotros. ¿Cómo, si no fuera así, podríamos perseverar 365 días en los deseos de serle fiel? Como Juan Pablo II, el día 9, el 10 de diciembre, gritamos con la vida callada, creciendo en silencio: «María, todo tuyo soy».

    «Tratándose de la Inmaculada hay que soñar, ilusionarse apasionadamente con Ella y con las almas‟ (Tomás Morales S.J.)

    En este día los militantes ofrecemos nuestro próximo año, y nos comprometemos a vivir entregados a la Virgen y a Dios, en este estilo de vida que nos brinda la Milicia de Santa María. Porque lo mejor que podemos ofrecerle a Dios, es nuestra propia vida por medio de la Virgen.

    Los compromisos son:

    1. Itinerario de crecimiento personal.
    2. Vínculo de unidad entre todos los militantes.
    3. Entrega generosa a Dios a través de la Virgen.

    María, en su Inmaculada Concepción, es aurora silenciosa que anuncia ya el sol que es Jesucristo. Ella llega al mundo en silencio. Pero, sin que nadie lo sepa, el milagro de la Redención, anticipando su gracia en María, ha comenzado a realizarse.

    También nosotros, silenciosamente, queremos llevar a otros a Jesucristo, para luego desaparecer. Como María queremos en silencio entregarnos a Dios, decirle «Hágase» a su voluntad. Y en silencio viviremos nuestros compromisos día a día.

    Porque lo más grandioso es esa vida ofrecida a Dios en el día a día. No sólo el ocho de diciembre, sino el nueve, el diez, el once… Hacer que el sí de este día extraordinario, sea un sí sostenido en cada día ordinario.