Me llevo del campamento una buena impresión. Venía con muchas dudas (¿habría elegido la mejor opción para estos días?) y muchas ganas. A mitad de campamento me derrumbé porque tenía muchas ganas de subir a Gredos y por una tontería como es una torcedura de tobillo en un partido de fútbol me tuve que estar esos cuatro días en Santiago sin hacer nada. Gracias a los amigos, que me dieron ánimos, he terminado muy contento y con ganas de volver.
Lo que he aprendido es a respetar el momentos y saber esperar.
Anónimo
Ánimo; a veces solo nos queda saber aceptar lo que nos viene encima. Gredos te estará esperando para otra ocasión, y ofreciendo ese mal trago también se salva al mundo.
Si Dios te permitió esperar otra ocasión, sera porque te ama y te espera un año mas en la montaña.