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  • VIDA: ¿Qué es la vida?

    VIDA: ¿Qué es la vida?

    Esta es una de las grandes preguntas que todo científico que se dedique a la Biología, la Química o la Medicina se hace. La solución a esta pregunta –a priori- daría la solución a siglos de investigación, a quebraderos de cabeza enormes y, para muchos, supone –erróneamente, claro- la respuesta a la pregunta de la existencia de Dios.

    Pues bien, a día de hoy, no sabemos lo que es la vida. Es cierto que sí somos capaces, en parte, de comprender el funcionamiento bioquímico en una célula –la forma más simple de vida- y cómo esta se relaciona con las otras células de su entorno.

    La definición que todos nos sabemos desde Primaria de vida es algo así como “un ser vivo es aquel que cumple las tres funciones vitales: nutrición, relación y reproducción”. Pero, como ya se habrá dado cuenta el lector perspicaz, esa no es la definición de ‘vida’ sino la de ‘ser vivo’. Quizás la definición de vida podría ser algo así como “aquella propiedad emergente que poseen los seres vivos y que no poseen sus componentes por separado”.

    Si aceptamos –como hoy día se hace en la comunidad científica- esa definición de vida podemos establecer una serie de características comunes a los seres vivos:

    Los seres vivos:

    • Están constituidos por una o más células.
    • Contienen información genética (ADN).
    • Usan su información genética para reproducirse.
    • Están genéticamente relacionados y han evolucionado.

    Pero claro, ¿una célula cualquiera de nuestro cuerpo –suelta- es un ser vivo? Cumple todas esas características pero hay algo que no puede hacer: sobrevivir por sí sola separada del organismo. Depende de las otras células. Luego esa célula está viva pero no es un ‘ser vivo’ en sí.

    Por tanto, podemos concluir, no tenemos la más repajolera idea sobre qué es esa propiedad que comúnmente llamamos ‘vida’.

    Y no solo es una cuestión meramente lingüística, va más allá, a día de hoy, no hay científico sobre la faz de la Tierra capaz de crear vida. Podemos, entre otras cosas, clonar vida de otras células, modificar su genoma e inducir su reproducción pero no crear vida.

    En la actualidad, a pesar de los enormes avances de la Biología celular, no somos capaces de –aun con todas las moléculas orgánicas necesarias para ‘montar’ una célula- crear una célula artificial desde cero. Quizás seamos capaces de fabricar parte de sus componentes, pero no una célula funcional.

    Y si no somos capaces de crear una célula artificialmente, ya no les cuento crear desde cero un organismo completo, desde los más simples (la mosca Drosofila Melanogaster, o la bacteria E. Coli por ejemplo) hasta la complejidad inabarcable de un ser humano, con cerca de billones de células.

    Esto no es porque no sepamos cómo funciona un ser vivo o una simple célula que -aunque queda todavía mucho- lo básico lo conocemos. Es precisamente porque cada mecanismo celular, desde la incorporación del alimento de la célula hasta el enorme sistema de regulación de nuestro propio ADN, tiene cientos de moléculas interviniendo (la mayoría proteínas formadas por cantidades verdaderamente descomunales de aminoácidos unidos entre sí, pero además también hay grasas, hidratos de carbono,… y un largo ectecétera de moléculas distintas).

    Y no solo intervienen cientos de moléculas, sino que todas ellas reaccionan químicamente entre sí en un enorme vals milimétricamente calculado para que todo esté en su sitio cuando le toca y no antes o después. De no ser así, si cada una fuese ‘a su bola’ desarrollaríamos enfermedades de tipo cancerígeno, por ejemplo.

    Pero voy aún más allá: muchísimas de esas proteínas y moléculas están todavía por conocer y describirse y –sin exagerar nada- cada día descubrimos nuevas moléculas para nuevos mecanismos.

    Resumiendo, es impensable para el ser humano -a día de hoy y creo que por mucho tiempo- crear ‘vida’ desde cero. No controlamos la vida, igual que no controlamos la muerte.

    En esta sociedad tan avanzada que pone ciegamente su confianza en la ciencia tenemos muchas veces la idea -errónea- de que la ciencia es nuestro ‘dios’, que lo sabe todo y lo puede solucionar y conocer todo. Y que gracias a ella podemos prescindir de Dios, que creer en Dios es irracional y anti-progreso, creencias absurdas de gente de la Edad Media que hay pobres ilusos que todavía creen.

    Pues bien, sepan que la ciencia no es capaz de demostrar que no existe Dios (ni que existe, claro), pero más aún, la ciencia no es capaz de conocer toda la realidad material en que nos movemos. No, este dios moderno, no es omnisciente y nunca lo será. No por falta de investigación, sino porque el ser humano –que, no nos olvidemos, es el que hace la ciencia- es limitado, no puede conocerlo todo.

    Y esto es solo un ejemplo, a día de hoy la ciencia no tiene ni idea de cómo es un átomo (se habla de probabilidad de encontrar a un electrón), de porqué la gravedad de Newton es así ni sus causas primeras, de cómo conectamos nuestra voluntad a nuestro cerebro, de cómo evolucionaron los seres vivos (lo de Darwin se ha quedado muy anticuado ya), de cómo empezó la vida en la Tierra, y podría seguir – y no acabaría- porque casi es más lo que no sabemos que lo que sabemos.

    Concluyendo, quizás la respuesta más bonita a qué es la vida la dio un hombre del s.XVII llamado Calderón de la Barca. No era investigador ni se ajustó al método científico, pero supo verla de otra forma. Quizás a día de hoy nos sea más útil leerle que todo lo que deliberan los científicos. Y les habla uno de ellos.

    ¿Qué es la vida? Un frenesí.
    ¿Qué es la vida? Una ilusión,
    una sombra, una ficción,
    y el mayor bien es pequeño:
    que toda la vida es sueño,
    y los sueños, sueños son.

    (Soliloquio de Segismundo, “La vida es sueño”, P. Calderón de la Barca)

                                                       

                                                                                                                              Samuel G.

  • Jornadas de Semana Santa 2013 en Rozas de Puerto Real

    Exif_JPEG_PICTUREHan sido mis primeras Jornadas de Semana Santa en España. En Lima ya he ido tantas veces que no recuerdo el número, pero siempre han sido distintas unas de otras, pues el Señor hace las cosas nuevas siempre, y esta vez, definitivamente, no sería distinto. Cabe mencionar la importancia de la preparación previa, es decir, haber vivido la Cuaresma como Dios manda. Es una de las cosas que más me gusta de nuestra Iglesia, que es madre y maestra, y nos ayuda por medio de estos tiempos litúrgicos, a través de las lecturas y oraciones a meternos de lleno en los Misterios que nos invita a celebrar. Aunque creo que pude haber hecho más, me parece la viví mucho mejor que otros años, y se lo debo sobre todo a las actividades de la Milicia y a la ayuda que brinda la Residencia Universitaria de Écija en Madrid, donde actualmente vivo, siendo la oración de la mañana y el balance nocturno, claves en ese camino.

    Los de Madrid partimos el Jueves Santo a media mañana hacia Rozas del Puerto Real. Allí nos alojaríamos en el Seminario Menor de la Diócesis de Getafe, que nos lo habían dejado como en años anteriores. Al llegar nos recibió la lluvia, nada raro para la zona y por la temporada. Luego ya no nos dejaría, con excepción del sábado santo, día dedicado a la Virgen.

    Para mí fue una nueva experiencia en todo sentido, más allá de las causas obvias, como podrían ser el número de personas, el lugar, el clima (en Lima están en verano) o el país. Parece que  todo ello se ordenó para redescubrir algo que destaco después de vivir esta experiencia: “la alegría que trae el compartir la fe”. Me parece interesante mencionar que a pesar de ser de tan lejos y de no conocer a todos los militantes, en todo momento me sentí parte de una gran familia, y familia en el sentido más profundo de la palabra, donde uno es acogido no por lo que tiene sino por lo que es, y esto, me parece, se explica por el don de la fe.

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    Los paisajes que circundaban el Seminario, que se podían contemplar a pesar de la lluvia, eran bellísimos y me ayudaron para la oración más de una vez, me evocaba a las gracias espirituales que brindaba el Señor gratuitamente en esos días santos.

    En total fuimos unos cincuenta. Hubieron cuatro grupos de medias y dos de universitarios. Yo integré uno de estos últimos. Entre los grupos nos rotábamos las labores del servicio de cocina: servir, recoger y fregar, educativo cien por cien, la convivencia en el servicio siempre ayuda a salirse de uno mismo. La dinámica de actividades fue muy similar a  la que se tiene en Perú: Oración, estudio, deporte, bincas, asamblea del día, los Oficios por las tardes, con algunas variantes, pero de menor importancia. De las muchas actividades que tuvimos me quedaría con los Oficios con el pueblo y con la visita al alberge de ancianos de Rozas. En los Oficios fue nuestro grupo el que organizó prácticamente toda la Liturgia: el sacerdote, que ya conocía la Milicia de años anteriores, nos dejó que la llevemos. Fue también, por lo tanto, una experiencia de evangelización. La experiencia del alberge fue una excelente oportunidad de dar un poco de lo que estábamos recibiendo en estos días. Estas personas por su condición no podían participar de los Oficios, por lo que de algún modo pudimos llevarles en nosotros a ese Cristo que muere y resucita por amor a la humanidad.

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    Otra actividad fuerte fue la velada que tuvimos los universitarios, de jueves para viernes, haciendo turnos de oración de una hora. Esto fue también algo nuevo y muy provechoso para mí. En ella me vino una idea que me ayudó a vivir mejor las jornadas. No fue ningún descubrimiento, sólo fue una claridad nueva sobre una de las virtudes de la Virgen, quizá la más importante, la fe, y que luego tuve la oportunidad de compartirla con los demás durante los puntos de la oración del sábado por la mañana.

    Y me quedaría mucho por mencionar, las experiencias de las asambleas, la misión puerta a puerta el nada más llegar, el deporte, charlas de formación, el festival, etc., momentos que quedarán en el corazón, pero que han hecho que cada vez este más convencido del bien que hace la Milicia a la juventud, sea donde sea. Los jóvenes tienen sed de Dios, antes y ahora también. Veo lo que hace en mí y deseo lo mismo para todos esos jóvenes que esperan ansiosos un testimonio que encarne a Cristo resucitado, razón de ser de quien vive una Pascua inacabable.

    Eder F.

  • Una voz interior habla…, y guía por el camino de la vida: es Dios.

    Una voz interior habla…, y guía por el camino de la vida: es Dios.

    Anunciación de María«Al sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una Virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la Virgen era María» Lc 1, 26-27

    Si hubieras preguntado a sus vecinos sobre María, te habrían dicho que era una mujer normal, que llevaba una vida normal en Nazaret, un pueblo normal. María era una persona normal, y sin embargo, para Dios era más que eso. Para Él, era María, una persona única e irreemplazable. Alguien con nombre propio. Y como Dios tenía un camino único y exclusivo diseñado para ella, le mandó a Gabriel comunicarle sus planes, para ver qué opinaba ella. A María esto le pilló por sorpresa: Dios le presentaba un camino por el que nadie había pasado nunca, un camino lleno de dificultades y temores… ¿Y qué hizo ella? Lo mejor que podía haber hecho: confiar en Dios, el único que conoce el verdadero final del camino, el único que muestra senderos que conducen a la auténtica felicidad.

    Seguro que eres una persona normal, con una vida normal en un lugar de lo más normal. Seguro que tienes problemas, muchos o pocos, que siempre te hacen sufrir. Seguro que tratas de orientarte en la vida, buscando el camino que te aliviará ese dolor. Es más, seguro que de entre todos los caminos, hay uno que te parece demasiado complicado en comparación con los demás.

    worship

    Te propongo que te pongas a escuchar, porque con suerte oirás una voz al final del camino. Una voz cálida y segura que te llama por tu nombre. Una voz propia de Alguien, para el que eres único e irreemplazable.

    En ese momento tendrás que elegir entre adentrarte a lo inexplorado en busca de esa cálida Voz, o escoger un camino más fácil pero incierto…

    Créeme, fíate del Dueño de la voz.

    SEGURO que serás feliz.

    (G., 18 años. Burgos)

  • Impresiones de campamento 2012 Dan G.

    Impresiones de campamento 2012 Dan G.

    El Señor siempre nos sorprende. El campamento de este año no podía ser una excepción. Yo pensaba que también este año me tocaría ser jefe de escuadra. Sin embargo, dos meses antes de que empezara me enteré de que me tocaría estar dentro del equipo de dirección. La noticia no me sentó muy bien pues el año anterior salí con muchas ganas de retomar la tarea de jefe para seguir creciendo en todos aquellos aspectos en los que me había visto superado. La preparación del campamento fue un tiempo de incertidumbre por no saber qué me iba a encontrar a partir del día 1 de julio. Lo que he descubierto es una manera distinta de vivir el campamento.

    Haciendo un repaso general de estos quince días tengo la sensación de no haberlos aprovechado al máximo. La tarea de subjefe de campamento, la que al final se me encomendó, no supone el mismo trabajo y tensión que la de jefe de escuadra. Uno vive más relajado, con más tiempo, un poco fuera de la actividad. Es más costoso estar encima de uno mismo para corregir tus fallos. Es como si uno pasara por Gredos sin que Gredos pasara por él. Conociéndome, que tiendo a ver más intensamente mis fallos que mis aciertos, busqué algo bueno de mi nueva función. Así encontré la clave: “Yo no he elegido ser subjefe de campamento. Ser subjefe supone estar en campamento con otro ritmo. He de buscar la manera en que Dios quiere que lo viva.”

    Me parece que esa clave es el servicio. Yo no soy subjefe para crecer yo, para pasármelo bien o para recibir grandes toques del Señor. Yo soy subjefe de campamento para entregarme a los demás, para que otros crezcan, se lo pasen bien y tengan esos toques del Señor. No es que yo no necesite esas tres cosas o que no se den en mi campamento. La cuestión es que yo no vengo para recibir, que ya he recibido mucho, sino para dar. Para olvidarme de mí, para vivir la campaña de la Visitación. Solo viviendo en esa clave, solo si no estoy todo el día pensando en si me está sirviendo para crecer, si estoy a gusto, en si el Señor me habla o no me habla en la oración… Solo viviendo así, haré un buen campamento. El resto, se nos dará  por añadidura. Se trata de cambiar una manera de ver las cosas. Pasar de estar fijándome en qué tal me ha ido a mí para confiar en que si hago lo que tengo que hacer, o al menos me esfuerzo en hacerlo, el Señor cuidará el resto. Es el reto de creer en el amor de Dios. De que por muy mediocre que te parezca tu vida el Señor puede hacer obras grandes con ella. De dejarle a Él hacer tu vida aunque pienses que está mal hecha. Ya no es tan necesario sentir el amor de Dios. Basta con creer en él.

    Vuelvo a mirar al campamento desde esta perspectiva y no  me queda sino aceptar lo que hay. También se lo ofrezco al Señor a pesar de que no lo hallo de mucho de valor. Veo cuantas veces he sido incapaz de salir de mí mismo para dar aquello que verdaderamente necesitaba el campamento. Veo también las veces en que no he querido tener ese pequeño detalle que tenía en mis manos. Y encuentro un motivo para la esperanza. Aunque he hecho muchas cosas mal, he hecho otras muchas que han ayudado a la marcha del campamento. Aunque pudieran haber salido mejor, aunque hubiera podido entregarme más, ahí están. El campamento ha salido adelante. No sé cómo pero he amado. Me queda aprender y seguir mejorando. Tenemos la promesa de que “nada nos separará del amor de Dios”. Poco a poco Dios irá sacando más y más amor de mí. Aunque ahora me parezca imposible de conseguir. Pero sucederá.

    A los jefes de escuadra. Vosotros también estáis descolocados por lo que acabáis de vivir. Quizás os apena el no haber disfrutado de campamento como otras veces. No importa. Vuestra alegría debe ser que habéis amado con el corazón de Cristo, a pesar de vuestros pecados. Habéis hecho lo que tenías que hacer, el resto, ¿qué más da?

    Dan G.

    20 años

  • Impresiones de campamento 2012 Isaac M.

    Los extraños y bellos caminos de Dios:

    Este es mi octavo año en Milicia y mi séptimo campamento (por problemas personales no pude ir un año) y…

    ¡Qué campamento! Iba receptivo. Quería ver qué designios tenía Dios para mí este verano y, ciertamente, como siempre, no fueron menos que sorpresas. María quiso ponerme de jefe de escuadra por accidente. En esta labor, aprendí ante todo a amar, aceptar y a pedir perdón. La escuadra era, en líneas generales, buena pero compleja. Cada uno venía con unos problemas distintos y unas preocupaciones únicas. Además, el cambio de jefe fue un tema difícil de abordar. Gracias a Dios que tuve el apoyo incondicional de mi monitor.

    Tuvimos nuestros “rifi- rafes” continuos y el último día completo de campamento, gracias a unas palabras intercambiadas con cada uno de mis escuadristas, conseguimos que el campamento nos sonriera y nos fuéramos con buen sabor de boca.

    En un plano más personal, como siempre ocurre, me volvió a sorprender Gredos. Esas noches son una maravilla, esas vistas son un regalo y, a pesar de que en las marchas pasé verdadero miedo, vi a Dios en cada uno de los acampados y monitores que no cesaban de dedicarme sonrisas y palabras de ánimo.

    De todas las actividades del Circo, me quedo sin duda con las Misas. Me resulta increíble que en esa inmensidad de lugar, Cristo se nos hiciera presente en un “trozo de pan”. Además, el rato de acción de gracias contemplando a nuestra humilde Virgencita en su gruta… ¡cuántos deseos surgieron en esos momentos! Sin duda, durante el curso, me anima el saber que mi nombre esta a los pies de María, en Gredos. Sin duda, tengo allí, inherente, plantado mi corazón.

    Por último, ahora aquí, quiero pedir perdón también, porque, a pesar de mi esfuerzo (que no fue poco) fallé muchas veces y en distintas ocasiones. También si pude incomodar a alguien, ya fuera con un gesto, una palabra o una actitud. También he de dar las gracias a todos aquellos que hicieron del campamento algo más bonito con sus sonrisas y miradas. Y también a aquellos acampados que ahora puedo llamar grandes amigos míos.

    Un fortísimo abrazo a todos en el Corazón de Nuestra Virgen de Gredos.

    Isaac M.

     17 años

  • Impresiones de campamento 2012 Pablo M.

    Este campamento me ha gustado mucho por diversas causas:

    Para empezar, el tema de la escuadra. Al principio no me gustaba mucho, pasaba de ella y prefería estar con otros amigos. Al final, gracias a la ayuda de mis compañeros y, sobre todo, mi jefe, me he unido mucho a la escuadra y me lo he pasado muy bien con ella.

    Otra causa sería la ida a Gredos. Me asustaba al principio por lo largo de las marchas, pero al llegar me enamoró con todo su esplendor y me unió mucho a Él. La marcha la pintan muy dura y difícil pero acaba siendo lo mejor de campamento ya que el paisaje es precioso y es perfecta para reflexionar.

    La tercera causa son los fuegos de campamento. Estuvieron muy chulos. En ellos todo el mundo podía participar, lo que los hacía muy divertidos.

    Otra razón es el tiempo de oración. Es el tiempo más bonito. Me parecía muy entretenido y me unía mucho con Dios.

    La última causa serían las diversas actividades, muy ingeniosas y divertidas: juegos, fútbol, camel trophy, Aravallevisión… Estas actividades hacían todo el tiempo mejor.

    En conclusión, este campamento es genial por diferentes causas que lo hacen perfecto.

    Pablo M.

  • Impresiones de campamento 2012 Edgar

    Yo llegué a este campamento para asumir la tarea de jefe de escuadra en mi primer año. En un principio me pareció un tanto dura al no tener experiencia en el mismo, pero la admití encantado de poder servir a los demás e involucrarme de una manera más profunda en la vida del campamento que siendo un acampado más. De este modo, consciente de las responsabilidades que eso conllevaba, me prometí dar lo mejor de mí mismo en el campamento o, al menos, intentarlo.

    Lamentablemente tuve que perderme los días centrales del campamento debido a motivos externos. Lo lamenté profundísimamente perderme esos días, no tanto por divertirme yo, como por faltar a mi deber como jefe de grupo. No dejo de pensar en las cosas que habría podido hacer esos días, pero si Dios lo quiso así, sé que es por algo. En cualquier caso, los días que estuve allí aprendí muchísimo sobre mí mismo y sobre los demás, especialmente en lo que a liderazgo y educación se refiere.

    Espero ardientemente volver el año que viene y, así, poder seguir mejorándome a mí mismo para poder ayudar a los demás a mejorar.

    Edgar

  • Impresiones de campamento 2012 Jorge A.

    Este campamento me ha gustado mucho porque siempre hay un tiempo para cada cosa. Esto, junto a la escuadra, es lo mejor porque te enseña a aprovechar cada instante y a vivirlo al máximo.

    Lo que también me ha gustado son los amigos y Gredos, que es una aventura impresionante.

    Del resto de cosas puedo decir lo siguiente:

    –        La oración de la mañana me ha enseñado a orar.

    –        El deporte me ha enseñado a “no cansarse nunca de estar empezando siempre”.

    –        El taller de naturalismo me ha enseñado a apreciar lo que me rodea.

    –        Los ratos de escuadra me han enseñado a convivir con otras personas

    –        La Eucaristía me ha acercado más a Dios.

    –        El fuego de campamento te enseña a apreciar lo que hacen los demás.

    Jorge A.

  • Presentación de las impresiones del campamento de Santa María de la Montaña 2012

    Aún late en nuestros corazones el último fuego del campamento. Aquella noche de tertulia en la que recogíamos todas las vivencias anteriores. Pero no nos basta con que solo cincuenta personas sepan lo que sucedió en nuestra vida durante quince días. Queremos que lo sepa el MUNDO ENTERO. Por eso, desde este humilde instrumento, la página web de Milicia, le presentamos nuestras impresiones de campamento. Os agradecemos a todos los que habéis participado, aunque vuestra impresión no aparezca aquí, y os animamos a aprovechar esta oportunidad en que se nos muestra abierto el corazón de nuestra pequeña familia, para que otros, muchos, la conozcan. Que nadie de nuestro entorno se quede este verano sin conocer lo que la Milicia de Santa María es. Os dejamos con la primera impresión de campamento:

    Yo vine al campamento para mejorar en todos los aspectos de mi vida, tanto espirituales como en el día a día. También vine a hacer amigos y a aprender a aprovechar el tiempo.

    En el campamento se vive un estilo de vida que ayudado por charlas, asambleas, y sobre todo la Eucaristía te ayuda a descubrir tus defectos y virtudes. Lo que más me ha ayudado han sido las Eucaristías en Gredos alto por su profundidad espiritual y la belleza del paisaje. Gredos te hace ver tu defecto dominante a la vez que potencia tus virtudes.

    El campamento me ha ayudado, además, a vivir más y mejor mi amor a la Virgen María y a Cristo.

    Samuel G.