• El mejor apostolado del cruzado, es su misma vida consagrada a Dios.

    Nadie da lo que no tiene, y nadie tiene lo que no ha recibido antes gratuitamente de Dios. Dios da, se da a Sí Mismo en cada don… El hombre, sólo puede recibir…

    El cruzado, más allá de lo que haga, es consagrado, y esto en medio del mundo. Éste es su ser, es su misión, es su mejor y más fecundo apostolado. Así lo afirmaba el Padre Morales.

    El militante, sin ser consagrado, es bautizado, y esto en medio del mundo. Su lugar, está en el mundo. En el mundo, sin ser del mundo…

    Consciente de su misión en la medida en que la desempeña, palpa su incapacidad para llevarla a cabo. La desproporción entre los medios y los objetivos es abrumadora…

    Va siendo reducido a nada, tomando conciencia de su pobreza… Y es precisamente de esta total incapacidad, de donde brota una súplica desde lo hondo de su ser: «Señor mío y Dios mío, transforma mi corazón de piedra, en un corazón semejante al Tuyo…» Sólo un pobre es capaz de acoger a otro pobre… ¿Es posible para el apóstol, ser rostro veraz de Dios para el mundo, sin antes, haber sido vaciado de uno mismo?

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  • Don Bosco

    ¡Oh María! Virgen Poderosa:

    Tú, la grande e ilustre defensora de la Iglesia;

    Tú, Auxiliadora admirable de los cristianos,

    ¡oh Madre!, defiéndenos en nuestras angustias,

    en nuestras luchas y en nuestras necesidades;

    líbranos del enemigo

    y en la hora de la muerte llévanos al Cielo.

    Amén.

    Con estas palabras Don Bosco oraba a María auxiliadora. Él, gran protector y formador de los jóvenes nos dé fuerzas para dar testimonio de María en este mes de mayo, para que podamos buscar el bien de los demás jóvenes en nuestro día a día.

  • Llegaste Tú a mi vida, y todo cambió…

    ¿Cómo podría marcharme de tu lado? ¿Cómo podría perderte después de todo lo que me ha costado encontrarte? Pensé que iba a ser fácil hasta que me propuse ponerlo en práctica. Tormentas y huracanes en mi cabeza hicieron de ella un auténtico caos. 

    Un caos reinado por la incertidumbre, la hipocresía, la mediocridad y la cobardía. Mucho me costó comprender que el embudo iba al revés: que a mí me tocaba la parte pequeña para que tú fueras lo más grande que me ha pasado en la vida. Y ahora que te tengo, no pienso dejar que esta llama se apague: abrásame y abrázame, y no me sueltes nunca. 

    Y aunque sé que me quieres y, sin embargo, no soy capaz de sentir tu amor y tu fuerza, no voy a pedirte que me hagas capaz de sentirlos (que eso ya lo harás más tarde, si tú quieres), sino que me des fuerzas y energía para seguir así. Los mejores hacen el máximo con el mínimo, y yo quiero ser el mejor, el mejor amigo que hayas tenido nunca, para que sientas lo que yo siento por ti.

    Desde que llegaste a mi vida los problemas se multiplican: la gente me rechaza, se burla de mí, de mujeres ni hablo, no tengo tiempo para jugar con el ordenador ni estar en el tuenti. Te parecerá bonito tenerme ocupado yendo a misa, pensando en ti, hablando de ti a todos los que conozco, intentando serte fiel, tratando de comprender tu vida, lo que piensas lo que sientes… Te parecerá bonito… A mí sí. Es lo más bonito que nadie ha hecho por mí. Sacarme del fango después de haberme dicho que no me tirara, y limpiarme con ternura.

    Me duele no sentirte cuando me tocas, pero me basta saber que lo haces, que me abrazas, que me quieres. Amén.

    ¡Ah, se me olvidaba! Gracias por hacerme FELIZ.

    Javier B., 17 años.

    Madrid

  • No basta con declararse cristiano para ser cristiano…

    No basta con declararse cristiano para ser cristiano, ni buscar simplemente cumplir las obras del bien. Sino que hace falta conformarse hacia Jesús, con un lento y progresivo compromiso de transformación del propio ser, a imagen del Señor, para que por la gracia divina, cada miembro del Cuerpo de Él que es la Iglesia, muestre la necesaria semejanza con la Cabeza, Cristo Señor.

    (Benedicto XVI)

  • Ave María.

    Mañana, día de la Virgen de Fátima,  día del rosario de la Aurora,  saldremos por las calles de nuestras ciudades a rezar a María su oración preferida: el Rosario.

    El Rosario es esa oración sencilla y profunda con la que María nos conduce a Cristo. La Virgen María en Fátima nos encomienda orar con fiel devoción esta cadena  de Ave Marías pidiendo por los pecadores y la Paz en el mundo.

    Nosotros, elevando nuestra plegaria a la Virgen de Fátima seamos fieles al rezo del Santo Rosario.

  • La oración libra del peso de las cadenas de las preocupaciones.

    La oración libra del peso de las cadenas de las preocupaciones.

    Yo, también, desde el primer momento de mi elección como Sucesor de San Pedro, me he sentido siempre sostenido por vuestras oraciones y por la oración de la Iglesia, sobre todo en los momentos más difíciles, os agradezco de corazón.

    El Papa Benedicto XVI, agradece a todos los cristianos sus oraciones.  Se siente sostenido por el poder suplicante de las almas contemplativas, y por la entrega silenciosa de laicos en medio del mundo, que aman y trabajan por el Papa.

    Con la oración constante y confiada, el Señor nos libera de las cadenas, nos guía para atravesar cualquier noche de cautiverio, que puede atenazar nuestro corazón, nos da la serenidad del corazón para hacer frente a las dificultades de la vida, aun el rechazo, la oposición y la persecución.

    La oración constante y unánime es un instrumento precioso también para superar las pruebas que puedan surgir en el camino de la vida, porque estando profundamente unidos a Dios, nos permite también estar profundamente unidos a los demás.

    Me hace pensar que algunas veces, rezamos mal, sólo por nuestras propias pasiones. Tenemos que aprender siempre de nuevo a orar bien, a orar realmente, orientándonos hacia Dios y no hacia nuestro propio bien.

    (Benedicto XVI, 9 de mayo de 2012)

    Ponemos, por medio de la Madre, tantas intenciones ante Dios estos días… La Cruzada – Milicia pone en cada rosario rezado al Papa, para que María lo guíe y proteja.

    Y en estos días, también pone de un modo especial, a Manuel T. Amorós.

    Como él rezaba tantas veces: «Totus tuus», María.

  • Manolo Amorós, cruzado de Santa María.

    Manolo Amorós, cruzado de Santa María.

    Suenan voces cerca ya,
    la fruta madura está;
    alguien tiene que saltar
    a Perú, Chile, Zaire…, ¡qué más da!, porque…
    hay que saltar a misionar.

    Hay que elevar ya la mirada
    la Iglesia no puede esperar
    en nuestra mano está, todo dependerá
    de hacer viva la mística campamental.

    Ya sé que tú como yo,
    a MISIONES quieres ir,
    ya sabes la preparación:
    “El ahora, el presente vivir”, porque…
    hay que saltar a misionar.

    Hay que elevar ya la mirada
    la Iglesia no puede esperar
    en nuestra mano está, todo dependerá
    de hacer viva la mística campamental.

     ¿Quién el puesto ha de cubrir
    del que marcha a misionar?
    Sólo aquel que sepa abrir
    alma y vida a Jesús, de par en par, porque…
    hay que saltar a misionar.

    Hay que elevar ya la mirada
    la Iglesia no puede esperar
    en nuestra mano está, todo dependerá
    de hacer viva la mística campamental. 

    La vida de todo hombre es una incógnita, cada una por una razón.

    Y la de un cruzado de Santa María es un misterio insondable, un abismo de pobreza y Misericordia.

    Manolo Amorós, gran hombre con corazón de niño, conoció en su adolescencia la Milicia de Santa María. El encuentro con su Madre, la Virgen, descubrir su tierno amor, fue la luz que desde entonces guió su vida, durante largos años en tierras de misiones peruanas.

    Hoy ese corazón bondadoso dejó de latir de repente, para empezar a Vivir…
    Hoy, 7 de mayo de 2012, este testigo de la Misericordia de Dios, ha recibido el relevo final. Ha perseverado en la vocación de laico consagrado en medio del mundo, hasta el final, y Dios le ha llamado por fin a su intimidad, por toda una eternidad…

    Un cúmulo de sentimientos se amontonan al recibir la noticia: tristeza, dolor…, pero sobre todo, alegría, esperanza, gratitud…

    En medio del mundo, allí donde Dios le esperaba hace años, allí donde la Virgen lo encontró de joven, hoy ha fallecido, naciendo a la Vida, la verdadera Vida por la que como cruzado gastó sus años por la salvación de la juventud, como gratitud a la Virgen.

    Desde el cielo intercedes por tus hermanos cruzados, por tus hijos militantes. Y hoy,  las notas de tu guitarra, empujan a cada uno de los que te conocimos, a preguntarnos con sinceridad delante de Dios:

    ¿Quién el puesto ha de cubrir
    del que marcha a misionar?
    Sólo aquel que sepa abrir
    alma y vida a Jesús, de par en par, porque…
    hay que saltar a misionar.

    Santa María, en tu mes, Reina y Madre de tu Cruzada – Milicia, ruega por Manuel T. Amorós.
  • Retiro mensual: la alegría de Cristo resucitado.

    El pasado domingo 22 de abril tuvimos el Retiro mensual de Milicia de Madrid al que asistieron 9 militantes. Se hizo en el hogar de la calle Meléndez Valdés, lugar muy acogedor y muy nuestro para realizar un Retiro, y fue dirigido por Javier L.

    La temática central sobre la que giró el Retiro fue ‘la Alegría en Cristo Resucitado’.

    En la primera meditación se nos habló de la cercanía que muestra el Señor ante todos nosotros que se muestra de forma patente en todo el Evangelio, pero más aún tras su Resurrección.

    La plática se centró propiamente en la alegría que debemos mostrar siempre en nuestra vida y en la importancia del buen discernimiento que debemos hacer para que sepamos distinguir entre una alegría pasajera y una que nos da felicidad, de este modo todos a nuestro alrededor serán partícipes de ella y así nadie desespere si nosotros estamos junto a ellos.

    La segunda meditación trató sobre el discurso que dio Jesús tras la multiplicación de los panes y los peces, en la que los mismos discípulos que le querían hacer rey, poco después le abandonaban; Jesús nos pregunta si también nosotros le queremos abandonar.

    El Retiro acabó con una asamblea de conclusiones en la que explicamos cómo estuvimos en el Retiro y nuestras impresiones de él.

  • Jornadas de Semana Santa.

    A casi un mes de distancia, lo importante toma peso específico en la vida.

    Se recoge a continuación el testimonio de un militante que participó en las Jornadas de Semana Santa de este año.

    Este año, las Jornadas de Semana Santa han tenido lugar en Rozas de Puerto Real, aunque, al menos en mi caso, también han tenido lugar en mi corazón.

    Éste ha sido el primer año que he estado en Semana Santa con la Milicia y se nota. Cualquier grupo cristiano es perfecto para pasar estas fechas, mejor que no quedarse con los amigotes por ahí de fiesta en fiesta, mientras uno se pierde la FIESTA de la Resurrección del Señor.

    Sin embargo, he de confesar que tenía ganas de conocer las Jornadas de la Milicia, entre otras muchas razones, porque es un sitio ideal para fortalecer amistades y crear y establecer otras nuevas.

    Pero vayamos al grano, este año había un “doble objetivo”, puesto que además de vivir la Semana Santa como tal, se nos había encomendado la misión de vivirla conjuntamente con el pueblo donde estábamos. Para ello, los Oficios fueron en la iglesia del pueblo, así como compartimos tiempo en la procesión y el Rosario y la Vigilia del sábado con la gente del pueblo. En concreto, ese mismo día hubo una gymkhana para los niños, fútbol para los jóvenes, y una visita a los ancianos, también jóvenes de espíritu. Por último, durante la tarde del domingo de Resurrección, tuvimos un festival en el que salieron a relucir las mayores capacidades y destrezas de los militantes: canciones, monólogos y actuaciones…, que a todos nos proporcionaron un buen rato de diversión. Mediante todas estas actividades se buscó acercarnos al pueblo y, lo más importante, acercar más a Cristo Resucitado a aquella gente, a la cual no olvidaré nunca.

    Como grupo, las diversas asambleas y las comidas, así como las bincas que tuvieron lugar, ayudaron mucho a que los militantes tuviéramos la oportunidad de conocernos más a fondo, o incluso conocer a gente nueva, lo cual no está nada mal de vez en cuando.

    Además, uno de los temas centrales fue la organización del último trimestre del curso y la del curso que viene. Para ello, vimos por qué merecía la pena luchar (la respuesta pareció ser “para que el bien reine en este mundo, señor Frodo”), resaltamos el valor de la constancia (que es una virtud que suple muchas otras, pero no se suple con ninguna), ahondamos en el significado y función de la Nueva Evangelización y cómo nosotros podríamos evangelizar en función del tiempo verbal que utilizáramos (evangelizaba, evangelizo/amos, evangelice), y conocimos cómo la Virgen nunca nos abandona a lo largo de nuestra vida, sino que está ahí siempre para acompañarnos, como al Crucificado, hasta el final.

    Personalmente, estoy seguro de que Dios transmitió su mensaje a cada uno de los militantes que allí estuvimos, pero también se nos llamó a todos a la responsabilidad que tenemos como militantes y como cristianos, a “hablar descaradamente de Cristo” (Fernando Martín), a traer a los demás hacia Cristo y a despertar al resto de cristianos que están dormidos, como aquellos apóstoles en el Huerto de los Olivos, a quien Dios necesita para cumplir su voluntad y que “venga a nosotros su reino”.

    En este sentido,  se nos invitó a ser PARTE ACTIVA de la Milicia y de la Iglesia, ya que somos parte de ellas y les debemos mucho más de lo que nos imaginamos.

    Finalmente, se nos invitó a transmitir, propagar, contagiar, difundir… la alegría de la Resurrección a todos los nuestros, familia, amigos, o incluso desconocidos, para que todo el mundo sepa que ¡¡¡CRISTO HA RESUCITADO!!! por todos y cada uno de los seres humanos del planeta.

    Del mismo modo que, aunque al mirar a un crucifijo vemos a un Cristo inmóvil y estático, sabemos que su sangre sigue brotando y derramándose por toda la humanidad, también nosotros debemos hacer que la gente sepa que el alma del cristiano no es estática, sino que la Alegría de la Resurrección y la Vida que brota de ella, hacen de ella, el alma más feliz de la faz de la Tierra.

    Javier B., 17 años.

    Madrid.